miércoles, 31 de julio de 2019


Entre zopilotes y pájaros de cuenta

Por JESÚS SOSA CASTRO

“Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme. Puedo enseñar a un alumno la teoría de la relatividad o leer junto a él una página de Montaigne dando vida al milagro de un proceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo, quien  da y quien recibe” Sin embargo, resulta “doloroso ver a los seres humanos ignorar la creciente desertización que ahoga el espíritu porque hay muchos quienes se entregan, exclusivamente, a acumular dinero y poder” Estas y otras frases vienen en el libro de Nuccio Ordine en cuyo contenido se registra, también, la discusión entre Sócrates y Agatón sobre la importancia de la sabiduría. “Estaría bien, dicen, que el saber fuera de tal naturaleza, que al ponernos en contacto unos con otros, este fluyera del más lleno al más vacío de nosotros” (1)
Esta larga cita la tomo para dar cuerpo a mi opinión sobre lo que hoy se vive en Morena. Nadie de los que se ocupan de dirigir el partido ha estado en condiciones de transmitir, de enseñar, de cultivar sabiduría al pueblo, a sus dirigidos, o más propiamente, a los constructores reales de la organización. Mas bien los que accedieron o fueron llevados al poder, van en pos del dinero, de esa grave enfermedad que los degrada y los envilece. El ejercicio de la política es otra cosa. Es servicio, humildad y cultura. Es lo que Kakuso Okakura llama “el momento preciso en el que la especie humana se eleva por encima de la de los animales” (2) La política requiere de un liderazgo culto, competente, preparado ideológica y políticamente. Sensible a los acontecimientos, ligado al humanismo, a las luchas sociales y dispuesto a la transformación del país
Estos requerimientos no han estado presentes en la dirigencia de Morena, ni en los presuntos candidatos a la nueva dirección. La actual ha sido incapaz de organizar, desarrollar y potenciar su fuerza y la que le dio su voto el 1º de julio del año pasado. Los que quieren ser, muestran las mismas debilidades. Son ajenos al ánimo y al trabajo de miles de mujeres y hombres que impulsamos desde abajo el nuevo proyecto de nación. Los dirigentes no son capaces de promover cultura, de echar a andar al partido. No les gusta la experiencia, la crítica, el debate. No luchan contra las políticas y prácticas que los señores del sistema inoculan en la conciencia de la gente. La mayoría de los que hoy están en la dirección y en los equipos de trabajo son los incondicionales, los que dicen sí a todo, los que hacen la tarea para que los “jefes” sigan en el poder
La crisis orgánica, ideológica y política que hoy vive Morena, es lamentable. La dirigencia es un mazacote de políticos perdidos en la vacuidad. No tienen las cualidades para dirigir un partido como el que quiso y quiere la gente. La Organización está mostrando un rostro que se mueve entre lo caricaturesco y la inconsecuencia política. El espectáculo que está dando en Baja California con Jaime Bonilla a la cabeza es verdaderamente patético. Los actuales dirigentes solo ensucian el significado de la cuarta transformación.
Hoy no hay nada nuevo bajo el sol. Los zopilotes ya andan oteando el horizonte para ver cómo se hacen de la presa. Estos pájaros de cuenta están enredados en pequeñas batallas en las que solo asoma la lucha por el poder, la intriga y el mal quehacer de la política. No dicen nada porque no entienden nada. ¡Son políticos de gabinete! Aplican la máxima de que en boca cerrada no entran moscas. Piensan que la base sigue adormecida, desencantada y que todo lo dejará pasar. ¡Se equivocan!
Si el pueblo ha despertado para tomar en sus manos las decisiones principales para que se atiendan sus viejas demandas y ha pasado a ser el actor principal en este proceso de transformación social, las bases del partido están organizando una rebelión interna para quitarse las tutelas de los caciques de siempre. Ya no quieren ser juguetes o clientelas de nadie, se preparan para burlar las decisiones arbitrarias de los grupos de poder. Tres de los cuatro que ya andan zopiloteando sin comprometerse a resolver la crisis que vive el partido se la pasan dando conferencias de prensa desde sus guetos, no les interesa hablar con la militancia, se atienen a poner en juego sus contactos, sus relaciones con la nomenclatura. El cambio que requiere nuestra organización va más allá de banalidades y de pleitos.  Los tiempos exigen dirigentes que hagan política, que sean electos por las bases, cultos y ligados a las luchas sociales. La participación de los militantes debe estar presente en los procesos organizativos y en el Congreso. Allí pondremos en juego la democracia y decidiremos el futuro de un partido que exige la nación
(1) Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, Manifiesto, Editorial Acantilado, Barcelona 2013
(2) El libro del Té de Kakuso Okakura 1906, Ediciones Coyoacán

   




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