miércoles, 24 de julio de 2019


Los difíciles retos de la izquierda marxista

Por JESÚS SOSA CASTRO

Decía un gran estratega militar y político chino que “quienes no dispongan de planes, preparativos adecuados y de condiciones suficientes para la lucha, inevitablemente serán derrotados” Esta fue la cuarta conclusión a la que llegó Sun Tzu cuando describía “los Secretos del éxito” en uno de los capítulos de su libro. “Cuando observo los acontecimientos basándome en estos cálculos -añadía- sé por anticipado quién ganará y quién perderá” (*) De este teórico de la guerra y la política no se sabe mucho, no hay datos de quién fue, dónde estudió, quiénes fueron sus maestros, ¡nada! Se especula que otro personaje usó ese nombre. Sin embargo, sus apuntes no solo sirvieron a la obra de Maquiavelo, a los planes militares de Napoleón, también ayudaron a modelar las ideas políticas de Mao Tze Tung. El pensamiento de este estratega contribuyó para que el líder comunista chino alcanzara el triunfo contra el Kuomintang encabezado por Chiang Kai Shek en 1949
Se especula, incluso, que, si este hombre existió, no le importó que no perdurara su nombre sino su obra. Por eso su libro El arte de la guerra, ha sobrevivido 2 519 años, si tomamos en cuenta que algunos de sus biógrafos afirman que fue escrito por Sun Tzu 5 siglos antes de Cristo. Las ideas que se contienen en este material, lo confieso, me cuestionaron respecto de un universo de acciones políticas que muchos compañeros y yo hemos venido poniendo en práctica con la idea de cambiar las cosas en nuestro país. En estos ejercicios se pusieron esfuerzos, ideas y tácticas que hasta ahora no nos han dado resultado. Participamos en los movimientos de masas, organizamos a obreros y campesinos, algunos participamos en movimientos armados, en las contiendas electorales, pero como izquierda revolucionaria, seguimos en la marginalidad
Nadie puede poner en duda que, en estos procesos, los que nos decimos marxistas hemos puesto el alma y el corazón. Muchos murieron defendiendo sus ideas y sus proyectos, algunos fueron llevados a la cárcel, a otros los mataron o los desaparecieron. La mayoría de estos luchadores abrevamos -unos más otros menos- en los clásicos del marxismo. Engels, Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo y la experiencia y ejemplos que aportaron los revolucionarios de Francia, de Alemania, de Rusia, de China, de Cuba y de otros países, fueron nuestros referentes. Experiencias y resultados hay muchos. ¿Por qué, entonces, los revolucionarios mexicanos no hemos podido hacer que nuestras ideas sean seguidas y apoyadas por las masas, o por lo menos por los obreros, los campesinos y los demás sectores de asalariados? ¿No estaría bien hacer un análisis del porqué de esta situación?
Tomo nota de que en la actualidad se desarrolla en el país un importante debate sobre estas cuestiones. Habemos personas y grupos que queremos para el país, para su gente, otro modo de vida. Aspiro como ciudadano a que no tenga que trabajar para alguien que se apropia de parte de mi trabajo, que me explota, me subyuga y me quita o limita mis derechos y libertades. Como yo, habemos millones que queremos cambiar este estado de cosas. Pero entonces ¿por qué si hay tantos explotados y oprimidos por el capital y existimos personas y grupos que decimos saber el cómo resolver estos problemas, no hemos sido capaces de ir más allá de un proyecto democrático como el que encabeza el actual gobierno federal? ¿Qué es lo que nos está pasando?
Acabar con el sistema capitalista no es sólo una cuestión teórica, de ideas brillantes. Es la conjunción de la teoría y de la práctica, del análisis de la realidad nacional, de saber -como señala Sun Tzu- “de parte de quién está la mayoría del pueblo, quién tiene la influencia moral, quién elige a los dirigentes mejor entrenados y conocedores de la situación, qué bando cuenta con las mejores condiciones para la lucha, quién tiene mayor capacidad para modificar los planes, tomar en cuenta las circunstancias, planificar la victoria, en fin….  Sólo quienes saben dar estos pasos lograrán las condiciones para triunfar”
¿La izquierda revolucionaria ha reflexionado sobre estas cuestiones? Sostengo que no.  En lo interno, vive una perniciosa confrontación. Si quiere encabezar la lucha por el derrocamiento de la burguesía y enrumbar su trabajo y sus ideas hacia el logro de algo superior a lo que hasta ahora han experimentado un conjunto de países, pueblos y líderes, está obligada a reexaminar su estrategia, sus prácticas y sus ideas. No se trata de olvidarse del marxismo como sesgadamente afirman algunos ideólogos, se trata de tomar en cuenta las experiencias, los resultados, los descalabros y los éxitos, todo lo que la vida ha puesto frente a nuestros ojos. Ojalá un análisis sobre estas cuestiones nos convierta en lo que queremos ser. Lo que es urgente es salir de la marginalidad política y entrar en contacto con las luchas del pueblo
(*) Sun Tzu, El arte de la guerra, Editorial Océano



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