domingo, 1 de agosto de 2021

 

En busca de la otra democracia

Por JESÚS SOSA CASTRO

A los tejedores de especulaciones teóricas ningún chile les embona. Califican el ejercicio de participación ciudadana del 1º de agosto, como un circo, como una maroma y como un teatro. Personeros de la izquierda y de la derecha coinciden en un posicionamiento vulgar en el que aparece el rostro nostálgico de prácticas y privilegios que ya han sido enterrados por la mayoría de nuestro pueblo. Oír tales vituperios de estos extremos, explica por qué estos grupos cada vez son más repudiados por amplios sectores de la sociedad y por qué representan cada vez menos desde el punto de vista político. Casi nadie los lee ni los sigue. Sus planteamientos son tan ajenos a lo que está haciendo la gente que lo menos que producen estos “titiriteros” de pacotilla, es pena ajena

¿A que se deben estos despropósitos en los que se refleja un odio cerval a la convocatoria del gobierno para que el pueblo ponga en juego su decisión de enjuiciar a los expresidentes por haber robado a la nación, asesinado y desaparecido a luchadores sociales y haber cometido crímenes de lesa humanidad? ¿No se dan cuenta que aplicar la ley por parte de los órganos encargados de la justicia es simplemente llevar los problemas al lugar donde impera la corrupción, donde se ampara a quienes tienen dinero en lugar de responder a las exigencias y demandas de quienes pagan sus altos salarios con cargo a los impuestos de la mayoría de los mexicanos?

Es curioso ver como los izquierdistas de banqueta y los derechosos hicieron todo para impedir que el pueblo participara en una encuesta constitucional que cuestiona crecientemente la democracia representativa ya bastante podrida. ¿Por qué no abrirle espacio a la otra democracia que está en manos de la gente? ¿Por qué estos sujetos se oponen a ésta cuando tiene como causa principal hacerle justicia al artículo 39 constitucional en el que se señala que: "la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo y que todo poder público dimana de él y se instituye para su beneficio? Estos señores y la mayoría de los medios de comunicación que hablan de que la consulta es un “circo, una maroma y un teatro son una vergüenza nacional. Desconocen el inalienable derecho del pueblo a alterar y modificar la forma de su gobierno

El haber hecho campaña en contra de la consulta ciudadana significó enredarse en un posicionamiento que defiende la corrupción y los agravios cometidos contra el pueblo. Consciente o inconscientemente la izquierda rumbera y la derecha golpista, intentaron vanamente impedir la participación de la gente para enjuiciar a los ex presidentes por sus raterías, crímenes y traiciones a la patria. A pesar suyo, millones de personas salimos a emitir nuestro voto venciendo no pocos obstáculos que el INE y los medios de comunicación pusieron en práctica para estorbar la justicia y la aplicación de la ley. Quisieron tapar la corrupción y recuperar la cultura de los privilegios que envilecieron a los políticos y a la política de los regímenes neoliberales

Que la derecha y sus acólitos muestren terror ante el despertar de la gente especialmente cuando se manifiesta en forma multitudinaria ejerciendo la democracia participativa, se entiende. Pues el ejercicio gubernamental que hizo historia en las decisiones cupulares, se encuentra en estado de descomposición y ya no es ese tipo de democracia que queremos. Lo que no se explica es el odio irracional de algunos personeros de la “izquierda” que intentaron imprimirle un nuevo rumbo al quehacer democrático y terminaron lloriqueando su frustración, su enorme aislamiento de la gente y negándole sus derechos a construir su propio destino

Lo lamentable como irracional, es la conducta de aquellos que pujaron por representar y encabezar las luchas de los trabajadores y resultaron un enorme fracaso. Se colgaron de la legítima aspiración de trabajar por una nueva humanidad que recogiera la utopía expresada en los textos clásicos del marxismo y hoy están en la frustración. Su ceguera política y su falta de olfato para entender lo que pasa en el país, los convirtió en predicadores de un discurso insidioso, banal y fuera de la realidad. Sus llamados al derrocamiento del sistema de explotación cuando no se tiene ni la autoridad, ni la organización ni la fuerza para convertir los dichos en hechos, no solo los tiene hablando estupideces a la orilla del desierto, sino que se han convertido en el ejemplo del que no hay que asirse so pena de no influir ni siquiera en la familia. Por fortuna tendremos la oportunidad, en breve, de ver quiénes son los portadores de la razón y los hacedores de una nueva página en la historia de nuestro país. ¡Al tiempo!  

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