domingo, 8 de agosto de 2021

 

Pudrición en el TEPJF, en el INE y en la SCJN. Urge cambiarlos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Nadie ignora lo que está pasando en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el Instituto Nacional Electoral y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Hablar de lo que pasa en estos órganos, supuestamente autónomos, es hablar de los estercoleros en los que el viejo sistema político, ha vaciado todas sus excrecencias, privilegios y mañas, los cuales, ya es tiempo de enterrarlos para bien del país. La opinión publica exige que se acabe con éstos toda vez que han alcanzado tal nivel de desvergüenza, de ineficacia y de corrupción, que se han convertido en las principales retrancas en contra de la justicia, la democracia y la imparcialidad para hacer posible el avance en lo que señala el artículo 39 constitucional

Por muchos años estas instancias fueron construidas mediante acuerdos cupulares entre los partidos que dominaban la escena pública. La memoria de la mayor parte de la sociedad arranca con los intentos de Vicente Fox para sacar de la jugada en el 2005 a López Obrador para que no fuera candidato en el 2006 a la presidencia de la República. Desde el ejecutivo federal, pasando por lo que en esa época era la Procuraduría General de la República, el IFE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la mayoría de los medios de comunicación y un sector de machuchones que se había enriquecido al amparo del poder público, impusieron todo tipo de maniobras para defraudar las decisiones electorales del pueblo

De entonces a la fecha, no ha habido ni respeto ni pudor en los órganos encargados de darle certidumbre a los procesos electorales ni han reparado en que están llenando de disquisiciones leguleyas, intentando justificar todas las evidencias y protestas de amplios sectores de la población. El comportamiento político de estos tres órganos, indican a qué intereses políticos están supeditados. En el 2006 el tomandante Borolas alias Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa fue impuesto por los poderes fácticos de entonces y por los órganos que la oligarquía y los partidos del sistema tenían como empleados en estas instancias jurisdiccionales

En el 2012 fueron los millones de dólares que aportó Odebrecht, los empresarios, la mayoría de los medios de comunicación, especialmente Televisa los que impusieron a golpe de billetes y de intereses ilegítimos al corrupto de Enrique Peña Nieto. A contrapelo de todo lo que veía la gente, el INE, el TEPJF y la Suprema Corta, no vieron el fraude y dieron el triunfo, sin más, a un presidente que asesinó, torturó y desapareció a miles de luchadores sociales que sólo exigían acatamiento a la ley y respeto a sus derechos fundamentales. En el 2018 también hicieron fraude. Lo que pasó fue que la decisión del pueblo de acabar con estas prácticas truculentas y antidemocráticas, alcanzó tal nivel de participación en defensa de un nuevo proyecto de gobierno que se les hizo difícil arrebatarle el triunfo a López Obrador

Después de casi dos años y medio en el poder del actual presidente, los privilegios de estos sujetos y sus acciones políticas ya no tienen cabida en el nuevo gobierno. Le han declarado la guerra a la 4ª transformación y el rostro que escondían con mañas y atroces explicaciones, ha quedado al descubierto en el INE, en el TEPJF y en la SCJN. Desde el 6 de junio el INE y el TEPJF se convirtieron en defensores de un procedimiento electoral no solamente antidemocrático sino en un ejercicio de simulaciones políticas sin fin por parte de Lencho Córdoba y Ciro Murayama, para quitarle candidaturas a Morena mientras dejaban pasar excesos y acciones electorales que beneficiaban a la oposición cavernícola encabezada por el PAN, el PRI, MC y PRD

El 1º de agosto, con motivo de la consulta ciudadana para enjuiciar a los ex presidentes fue exhibida públicamente la conducta mendaz del INE y de los medios de comunicación. La cantidad de maniobras que hizo el órgano encargado de organizar la consulta, rompió la pasividad de millones de mexicanos que defienden la democracia participativa. A pesar de todas estas desviaciones políticas, estos tribunales siguen siendo instrumentos facciosos en la aplicación de la ley y la justicia. Es necesario hacerle ver al presidente de la república que ya no siga creyendo que son estos órganos los que internamente decidirán hacer los cambios que se requieren. Está visto que esto no ocurrirá porque quienes los integran, han mostrado hasta el hartazgo que son más fuertes sus intereses mafiosos que las posibilidades de que sean ellos mismos quienes se regeneren. Lo que procede es reformar la ley para que estos ampones de la política dejen de servir a la oligarquía y sean otras personas los auténticos funcionarios al servicio del pueblo. El tiempo de los buitres está llegando a su fin   

 

  

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