domingo, 17 de octubre de 2021

Quienes repiten los errores es porque están viviendo de ellos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Ha llegado el momento de hacer un balance crítico más de lo que pasa en Morena. Con desencanto, miles y miles de militantes vemos como un esfuerzo multitudinario, entusiasta y lleno de esperanza, está siendo malogrado por las constantes decisiones cupulares que se toman desde las esferas del poder, sin tomar en cuenta el trabajo, la opinión y el esfuerzo de la militancia. ¡Haber ganado el gobierno no es ganar el poder! La revolución pacífica que estamos impulsando está encontrando resistencias rabiosas de la derecha y no hay por parte del partido ninguna respuesta política que las confronte y al mismo tiempo, explique al pueblo el sentido de nuestra lucha por transformar el país

El CEN y sus distintos órganos de dirección, no están entendiendo nada sobre el alcance y profundidad del proyecto de la cuarta transformación. Se dedicaron a administrar el éxito electoral del 2018 y a impulsar los intereses de los distintos grupos que hay al interior del partido. No están interesados en construir la fuerza para profundizar las reformas sociales sino abrirle espacios de poder a grupos de vivales y oportunistas que ahora lo tienen secuestrado. Nuestra organización, no cuenta con verdaderos liderazgos, es un partido ausente de la política y con una credibilidad social a la baja

Resulta inconcebible que a siete años de que oficialmente el 9 de julio del 2014 el INE reconociera a Morena como partido político nacional y haber ganado la presidencia de la República, varias gubernaturas, congresos locales, presidencias municipales y una gran influencia en amplios sectores populares; el 6 de junio hayamos sufrido la pérdida de nueve alcaldías en la ciudad de México y un descrédito político dentro y fuera de nuestra organización. Hay quienes se preguntan, con razón, si la democracia participativa ha ganado terreno o ha perdido espacios con representantes populares que hasta ahora no huelen ni hieden

La derrota electoral en el principal bastión de la democracia y la participación ciudadana no está siendo leída de manera correcta. A contrapelo de lo que esto significa, no hay un examen autocrítico respecto de los factores que hicieron posible este sucedido. Los que instrumentaron los mecanismos organizativos y propagandísticos para el proceso electoral de junio pasado, pasaron por alto la opinión y el trabajo de las bases para alcanzar el triunfo que se esperaba y profundizar los alcances de la transformación en la que estamos ocupados. En lugar de impulsar la fuerza organizada de la militancia y de las fuerzas solidarias con nuestro proyecto, los dirigentes se dedicaron a imponer candidaturas que no representan los intereses de la gente ni de la militancia

Los órganos de poder que deciden desde arriba repitiendo los errores del pasado, sólo conducen al desencanto, a la desorganización interna y a una pasividad política que no se merecen los amplios sectores populares que votaron por el cambio el 1º de julio del 2018. La imposición de liderazgos no solo nos ha llevado a derrotas electorales sino al creciente descrédito de muchos funcionarios públicos, desde alcaldes hasta miembros del parlamento que no son la diferencia con los funcionarios públicos de los regímenes anteriores al nuestro

Justo cuando está creciendo la confrontación entre la derecha esquizofrénica y las políticas del gobierno federal, las cúpulas políticas de todos los niveles siguen manejándose con las mismas prácticas viciadas y antidemocráticas de imponernos “dirigentes” que nadie ha elegido ni nadie los conoce. Resulta incongruente que cuando ahora conviene poner en juego la fuerza organizada de la militancia y del pueblo, para apoyar las iniciativas de ley del presidente y la 4ª t, es cuando se vuelve a las imposiciones de personas que integrantes de las tribus o grupos de presión saltándose las normas estatutarias y volviendo a las instancias paralelas y anti estatutarias que dividen al partido

Sería lamentable que estos errores fueran resultado de los reacomodos políticos que tienen que ver con la sucesión presidencial. Lo que va a salvar al proyecto de la cuarta transformación no son las cúpulas. Es y será el pueblo que está presente en el debate público, es la fuerza del partido, su organización y su presencia política en la vida nacional. Lograr esto, requiere de una dirección y un partido vivos, organizados y dispuestos a jugar el papel histórico que les corresponde. Lo que hoy se está haciendo sólo repetirá los fracasos que ya están asomado su rostro en las filas de Morena

 

  

    

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