lunes, 20 de noviembre de 2023

Canek, hijo mío.

Carta enviada con motivo de muchas cosas

 

Tuvieron que pasar muchos años para escribirte esta carta. Tu vida y la mía, han sabido de la tragedia y del amor. En estos ires y venires del tiempo, lo material, nunca ha sido lo nuestro. Hemos perdido y hemos ganado. A tu edad has convivido con la tragedia y con la orfandad. Juntos lloramos y juntos fuimos al encuentro del resarcimiento de nuestra felicidad a la que teníamos legítimo derecho. Hoy hijo mío, veo que eres un hombre feliz. Con carácter y trabajador. Tienes a una madre que te ama con toda la fuerza que brota de su ser. No tiene medida el cariño que te profesa y la muestra de ello es que te defiende y te quiere como sólo las madres aman a sus hijos. En esto no caben las suposiciones, estoy seguro que eres más que afortunado. Eres el ser que sabe ser querido y más en tratándose de tus padres. Siento y veo, además, que andas en busca de otra mujer que te ame y te quiera a toda ley. Una mujer bella por dentro y por fuera y exprese la sencillez, los sentimientos y el amor que familiarmente nutran sus vidas. Por lo que a mí toca, qué te puedo decir: Eres el cuerpo de mi vida espiritual. Mi pasión por el trabajo, la justicia y la bondad por los que más te necesitan. Eres por todo esto, lo más importante para los que estamos cerca de ti. Estoy convencido que si algo has aprendido de quienes te aman y te quieren es darle valor al trabajo, a tu honestidad y a tu esfuerzo personal. Te falta mucho por aprender. Te falta saber administrar el resultado de tu trabajo, discriminar las cosas por las que vale la pena vivir y morir y, sobre todo, te falta entender los tiempos para ser feliz con las personas que están cerca de ti o que amas y quieres para siempre.  Jamás permitas que esos sentimientos que por años se desarrollaron en la tristeza vuelvan a ti. Cuando esto ocurra, aunque ya no estemos los que te amamos, siempre habrá alguien que esté cerca de tu persona, porque te lo mereces y porque si algo te sobra en tu vida, es la lealtad de tus muchos amigos.

El legado que nos ha dejado la vida ha sido sólido. Desde pequeño te arropó el cariño de muchos y el amor más profundo de tu padre. Por largos meses vivimos las noches más tristes y difíciles que hay en nuestra memoria. No fueron pocas las lágrimas que resbalaron por mi rostro porque no entendía la significación de nuestras soledades tan tempranas y la esperanza apagada de una vida sin futuro.

No obstante, esta amarga soledad se nos curó con el tiempo. La tragedia se esfumó con el paso de los años y por esas grietas invisibles que marcan la vida, entró la esperanza y la felicidad que nos trajo la mujer que ahora nos ama con la tierna presteza de quien da amor y ternura para siempre. La vastedad con que hoy somos amados por tu madre, resarce plenamente los cariños y los amores que el infortunio nos quitó y que, por lo inexplicable de la vida, hoy tenemos ya, la pieza faltante de ese ajedrez que en su tiempo había perdido la reina.

Hoy los dos tenemos una gran mujer. A los dos nos ama y nos quiere. ¡¡Cuidémosla!! No hagamos nunca algo que ponga distancia en el cariño y el amor que nos profesa. Y menos en el amor de nosotros hacia ella.

Si comprendemos esto y trabajamos para mantenerlo y desarrollarlo, no importa que yo o tu madre tengamos que irnos algún día, mi recuerdo o el de ella estará contigo o con tu compañera futura y nuestro amor seguirá siendo la brisa que refresque sus sentimientos y su vida para siempre. Te ama 

Tu padre

México, D.F., a 21 de noviembre del 2023

JESÚS SOSA CASTRO 

 

  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario