domingo, 4 de mayo de 2025

 

La 4t se consolidará si le abrimos paso a las revueltas

Por JESÚS SOSA CASTRO

México está avanzando en la ruptura con las viejas estructuras del poder. Millones de mexicanos lo reconocemos. Sin embargo, la solución verdadera a los problemas del pueblo, sean cuales sean su magnitud y su profundidad, no logrará remontar la vida de explotación y de opresión, si no se quita de encima la visión de dejar en manos de poderes fácticos y controles políticos las formas y contenidos de sus luchas y demandas. Pues no se trata simplemente de mejorar el nivel de vida, de trabajo, de elevar los salarios, de conseguir empleo, de obtener un pedazo de tierra, de lograr una vivienda o de algún crédito. Se trata de cambiar el tipo de relaciones sociales de producción y reproducción de la vida misma. Necesitamos lograr una vida auténticamente humana

La lucha del pueblo no solo debe tratar de destruir los instrumentos al través de los cuales se procesa el poder. Hay que instaurar una vida que esté determinada, decidida, elegida y producida por el mismo ser humano, sin determinaciones ajenas. Hay que superar de manera sustentable las relaciones de explotación y de opresión que, por medio de la violencia, se las han arrogado otros para decidir por los demás. Para avanzar en ese propósito hay que romper con la dependencia ideológica, política y organizativa con respecto del Poder. Hay que hacer posible la autodeterminación, organizarnos al margen de las estructuras de control, hacer posible el rompimiento con la fe en el statu quo y poner en acción nuestro derecho a la revuelta

Cuando hablo de una revuelta, estoy hablando de la acepción que tiene que ver con un movimiento social que se opone a alguna figura de poder o a una cierta medida incorrecta del gobierno. Si el pueblo no se organiza para defender sus derechos y permite que las cúpulas decidan en su nombre, es porque se está quebrantado su autodeterminación. Ésta sólo se forjará en el pueblo cuando haga uso de su propia experiencia, de su práctica diaria, cuando lo haga a contracorriente de las acciones del poder, del dominio, control y mando de los gobernantes y de los partidos políticos

El pueblo construye su liberación y su vida de bienestar auténticamente humano cuando en su vida diaria pone en juego sus propuestas y sus iniciativas de vida. Cuando pone en práctica el colectivismo, la discusión, la deliberación masiva sobre las causas y los causantes de sus miserias, sus exclusiones y de su explotación. Cuando en el diario vivir impulsa relaciones sociales alejadas del clientelismo, del patrimonialismo, del patrioterismo fascistoide, de la corrupción, de la compra y venta de consciencias. Cuando no deja de entrenarse en las escaramuzas callejeras, en la confrontación, en las peleas pequeñas y grandes contra las distintas manifestaciones del viejo sistema, de la arbitrariedad, de la injusticia, del abuso y de la opresión. Ya es tiempo de que hagamos que nuestra alma pacificada, disciplinada, llena de respetabilidad burguesa nos lleve a la revuelta, a la rebeldía y a la lucha contra los actos de poder, del control y del mando. Necesitamos salir a la calle y hacer de nuestra organización y nuestra fuerza los instrumentos que acaben con los olvidos, las imposiciones, la pasividad y el arribismo  

 

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