Por JESÚS SOSA CASTRO
En comentarios iniciales
sobre el próximo proceso electoral, se puso sobre la mesa del Colectivo “Francisco
Hernández Reyes” un tema de vital importancia. ¿Con qué políticas, fuerzas, grupos o personas, Morena va a trasformar
el país? ¿Podrá por sí sola hacerlo? ¿O hay que ir más allá del proyecto
electoral para apurar al pueblo a que entienda que la revolución de las
conciencias implica una organización que rebasa esa visión? ¿Qué papel tendrán las
fuerzas que hasta ahora solo observan lo que está ocurriendo en el país? ¿Y los
enormes recursos y mañas que tienen los partidos y mafias a las que nos vamos a
enfrentar?
Compañeros de este
Colectivo empeñados en sostener que Morena es un Partido distinto, honesto y
transparente, plantean sus reservas respecto a la conveniencia de trabajar con expresiones
sociales con las que hemos tenido diferencias o de plano nos hemos confrontado
con ellas por su conducta y comportamiento en algunos momentos de la política.
También es verdad que dentro y fuera de Morena existen personas y grupos que no
cubren el perfil que buscamos. Pero ¿es imposible marchar en unidad de acción
para intentar transformar México? Hay en nuestras filas militantes que les sale
urticaria cuando se habla de esta posibilidad. Y conste que no hablo del PRD. El
punto está en si sólo Morena puede derrotar al actual sistema o para lograrlo,
hay que buscar a nuestros potenciales aliados
Para competir, ganar y
transformar de fondo el país, se requiere contar con una Dirección Política
competente, visionaria, incluyente, con preparación profesional, disciplina,
conocimiento de la realidad, con una actitud crítica y autocrítica y sobre
todo, estar fuertemente enraizada entre las masas. Tener un Plan de Acción bien
determinado que sistematice la experiencia revolucionaria de todos los
luchadores sociales. La dirección que necesita Morena en todos sus niveles debe
ser obra y producto del proceso histórico y de la experiencia adquirida en las
luchas. Conformada como resultado de una maduración, a veces lenta y siempre
problemática y tortuosa, de conquistas, avances y retrocesos. Capaz de entender
lo complicado de la lucha, que practique la camaradería y la fraternidad. Una
dirección no puede funcionar si en su seno están presentes las discordias, las
intrigas o las envidias. ¿Qué hay diferencias políticas? Bienvenidas, pues
éstas, siempre contribuyen a la profundización de las ideas y al conocimiento
colectivo
Una más de las
condiciones para construir una estrategia revolucionaria exitosa, es la actitud
que se adopte ante las distintas fuerzas, grupos y personalidades con prácticas
políticas diferentes. Aspirar a uniformar el pensamiento y la acción, no sólo
va contra el derecho a la creatividad y el libre albedrío. Imponer políticas o posiciones,
limita y vulnera la experiencia y el trabajo de esas fuerzas. ¿Que algunas
prácticas no nos gustan porque han prostituido la democracia y no se han
avenido a la defensa de los intereses del pueblo? ¡Apartémoslas! Pero con
aquellas que tengamos algún punto de coincidencia en la consecución de un
proyecto mayor, vayamos juntos. No hay que anclarnos en una actitud sectaria o cegatona.
La historia está llena de ejemplos de políticos que rebasaron estas actitudes y
soprepusieron los intereses de la nación a sus intereses personales
“En el campo de lo
social, no hay nada natural e inmutable. Todo es histórico, transitorio y todo
puede transformarse” (*) La pretensión de las élites políticas de derecha, consistente
en creer que todos los seres humanos son iguales y que nadie puede cambiarlos,
es completamente falsa. Pueden transmutarse sus paradigmas sociales, políticos,
ideológicos y culturales. Sostener y demostrar esto es tarea de la política.
Trabajar a ras de tierra con la idea de allegarse los cambios posibles, es la
esencia misma de la lucha por la transformación de la sociedad. La posición
racional de los políticos es demandar que las opiniones se prueben en la
práctica y a eso debemos aspirar. Nunca hay que plantearse que las posiciones
son inamovibles
El proceso electoral
del 2015 va a ser un proceso sumamente complicado. En él van a concurrir
distintos hechos políticos con la idea de extraviar a los ciudadanos y
fortalecer con visos de legalidad constitucional, los procedimientos
antidemocráticos que siempre aplican los partidos sistémicos. El PRI, el PAN y
el PRD han decidido acompañar este proceso con sus iniciativas de consulta
ciudadana con el deliberado propósito de confundir a los electores y hacer aparecer
la consulta de Morena sobre los energéticos como una consulta más, cuando ésta
es de profundo calado y gran trascendencia
Lo que podemos conseguir
en esta etapa política que viene, puede ser determinante para el futuro mediato
de la nación. Buscar la presencia consciente de la militancia al lado de todos
los ciudadanos organizados o no, con afinidades ideológicas o no, pero
interesados en luchar contra un gobierno criminal y corrupto, es un requerimiento
indispensable en las condiciones que vive el país. Las prevenciones y actitudes
que excluyen por diferencias que se dieron o se dan en el mismo campo, hay que
verlas y asumirlas como parte de esa formación en cuyo nicho yace escondida la
cultura priista. Esta no sólo hay que detestarla, hay que combatirla con toda
la fuerza de las mayorías. Sin esto, no habrá futuro ni para el país ni para su
gente- ¡Esta es la cuestión!
(*) Tesis 12 de Héctor Díaz Polanco
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