Peña Nieto y las cifras
del horror
Por JESUS SOSA CASTRO
El país otra vez ha sido testigo de una tormenta de
demagogia. Miles y miles de millones de pesos se han gastado en obras que no se
ven por ninguna parte. Si estas se hubieran hecho o se estuvieran haciendo, por
lo menos habría menos desempleados, menos miseria y menos irritación social.
¡Pero nada de esto existe! Todo lo dicho hoy dos de septiembre por Peña Nieto
es pura demagogia. Su informe sólo abona a la indignación, a los chascarrillos
y a las pasiones. Es decir, en la gente crece el desdén y el desprecio por el
señor de los Pinos. Su discurso lleno de cifras y de engaños, no podrán
liberarlo de ser tratado como un traidor a la Patria. Peña Nieto como político
y como Presidente, es un fracaso. Es una pesadilla para México
También su informe lo privatizó. En Palacio Nacional
estuvieron sus beneficiarios, sus lacayos y los instrumentadores de sus
reformas. Mostró antes, durante y después de ese acto bochornoso de
alcahuetería política, que es el producto de una cultura mafiosa de los grupos
de poder, de la traición a los intereses del pueblo. Es el instrumento de los
treinta potentados, de televisa, TV Azteca y de los medios de comunicación a su
servicio. Responde no como funcionario público sino como un capo que garantiza la
impunidad y el creciente poder económico de quienes lo llevaron al poder. En
sus políticas públicas expresa esa mansedumbre que le da su condición de
gobernante supeditado a los poderes fácticos. Al pueblo, en cambio, le sigue
aventando trozos de demagogia
Peña Nieto por tanto, no es un Presidente que defienda ideas,
proyectos de gobierno. Es una persona que habla y defiende lo que sus patrones
le han ordenado decir y defender. Es un títere que mueven a conveniencia.
Representa la corrupción, el continuismo y la impunidad. ¡Todo esto lo lleva en
la sangre! Lo dijo en su momento un sector de la opinión pública. Lo señaló el
sector informado de los académicos, políticos y de una franja de la clase media.
El resto, presa de la desinformación y de la incultura política ni le va ni le
viene. Ese mundo vive adormecido, mudo, subyugado, hasta que a la mitad del
túnel empieza a ver que ese monstruo ya se le metió hasta la cocina
El otro sector de la gente, el mayoritario, comienza a
despertar. Está haciéndolo por donde tenía que darse, por los pueblos que han
sido despojados de sus riquezas, de sus derechos y hasta de su cultura. El PRI,
ese instrumento de la oligarquía lleno de mañas, sigue empeñado en jugar con los
mismos planteamientos demenciales, arcaicos y llenos de esa genética transa que
corre por sus venas
Desde Venustiano Carranza el 1º de septiembre ha servido para
adornar los “éxitos” gubernamentales. No hay medio de comunicación que no
ensalce las políticas públicas del Presidente en turno. Siempre ha sido la
publicidad y la demagogia las que se han sobre puesto a los hechos de gobierno.
Es el ensalzamiento del “liderazgo presidencial” aunque el país esté por los
suelos. En esta ocasión, se olvidaron del 1º de septiembre para hacer del día
dos su fiesta más grotesca y más vergonzosa. El gobierno y sus partidos ofenden
la inteligencia de la gente recurriendo al engaño y a la manipulación. En sus
casi ochenta y cinco años de estar en el poder ha aprendido de todo para gobernar.
Usa los recursos públicos para comprar votos, la cooptación de líderes venales,
la cárcel o el asesinato
Pero algo se le está reventando. “Al dinosaurio no le alcanzó
el disfraz para taparse la cola” como dijo en otro momento Andrés Manuel. Se le
cayó el celofán y con eso bastó para que ahora en el país esté emergiendo un
movimiento popular en contra de sus reformas y de sus políticas devastadoras y
rapaces. ¡Se están poniendo al descubierto las entrañas de la bestia! Ya no hay
disfraz, Peña Nieto y su partido son propiedad de la mafia del poder y trabajan
para ella. Por eso cuando finalmente la gente descubre lo que son, se desata el
repudio dentro y fuera del país contra su presidente. De traidor no lo bajan
Por donde quiera que va “moviendo a México” encuentra
inmediata respuesta de sectores que antes le guardaban cierto respeto. ¡Hoy eso
se acabó! Ya no le tienen ninguna consideración y hasta los niños le lanzan
trompetillas. La irrupción de la crítica a su gobierno es tan fuerte, tan
amplia y tan profunda, que no solo va contra Peña Nieto sino contra lo que
representa, contra la corrupción y la impunidad. Es decir, contra todo lo
caduco, esté en el gobierno, en la iniciativa privada o en las transnacionales
A pesar de sus trampas y de sus engaños, la gente se conduce
con prudencia. Toma nota de las provocaciones que les monta el gobierno y los
partidos de la oligarquía. El movimiento de las fuerzas armadas que llenan
carreteras, poblados y ciudades, es la expresión del miedo que el gobierno federal
y el de los Estados le tienen a la irritación creciente de la gente. Quieren
acostumbrar a los ciudadanos a ver una presencia de algo parecido a un estado
policiaco militar. Sabe el pueblo que en esta coyuntura, no es el repliegue al
que hay que arrimarse sino ir por el cambio verdadero como una condición para acabar
con el estado de cosas que agobian a la Nación. ¡Para eso se organiza! Son
tiempos de un cambio revolucionario y el pueblo va a lograrlo a pesar del PRI,
del PAN y sus demás partidos paleros. ¡Y si no, al tiempo!
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