miércoles, 3 de septiembre de 2014

Peña Nieto y las cifras del horror
Por JESUS SOSA CASTRO
El país otra vez ha sido testigo de una tormenta de demagogia. Miles y miles de millones de pesos se han gastado en obras que no se ven por ninguna parte. Si estas se hubieran hecho o se estuvieran haciendo, por lo menos habría menos desempleados, menos miseria y menos irritación social. ¡Pero nada de esto existe! Todo lo dicho hoy dos de septiembre por Peña Nieto es pura demagogia. Su informe sólo abona a la indignación, a los chascarrillos y a las pasiones. Es decir, en la gente crece el desdén y el desprecio por el señor de los Pinos. Su discurso lleno de cifras y de engaños, no podrán liberarlo de ser tratado como un traidor a la Patria. Peña Nieto como político y como Presidente, es un fracaso. Es una pesadilla para México
También su informe lo privatizó. En Palacio Nacional estuvieron sus beneficiarios, sus lacayos y los instrumentadores de sus reformas. Mostró antes, durante y después de ese acto bochornoso de alcahuetería política, que es el producto de una cultura mafiosa de los grupos de poder, de la traición a los intereses del pueblo. Es el instrumento de los treinta potentados, de televisa, TV Azteca y de los medios de comunicación a su servicio. Responde no como funcionario público sino como un capo que garantiza la impunidad y el creciente poder económico de quienes lo llevaron al poder. En sus políticas públicas expresa esa mansedumbre que le da su condición de gobernante supeditado a los poderes fácticos. Al pueblo, en cambio, le sigue aventando trozos de demagogia
Peña Nieto por tanto, no es un Presidente que defienda ideas, proyectos de gobierno. Es una persona que habla y defiende lo que sus patrones le han ordenado decir y defender. Es un títere que mueven a conveniencia. Representa la corrupción, el continuismo y la impunidad. ¡Todo esto lo lleva en la sangre! Lo dijo en su momento un sector de la opinión pública. Lo señaló el sector informado de los académicos, políticos y de una franja de la clase media. El resto, presa de la desinformación y de la incultura política ni le va ni le viene. Ese mundo vive adormecido, mudo, subyugado, hasta que a la mitad del túnel empieza a ver que ese monstruo ya se le metió hasta la cocina
El otro sector de la gente, el mayoritario, comienza a despertar. Está haciéndolo por donde tenía que darse, por los pueblos que han sido despojados de sus riquezas, de sus derechos y hasta de su cultura. El PRI, ese instrumento de la oligarquía lleno de mañas, sigue empeñado en jugar con los mismos planteamientos demenciales, arcaicos y llenos de esa genética transa que corre por sus venas
Desde Venustiano Carranza el 1º de septiembre ha servido para adornar los “éxitos” gubernamentales. No hay medio de comunicación que no ensalce las políticas públicas del Presidente en turno. Siempre ha sido la publicidad y la demagogia las que se han sobre puesto a los hechos de gobierno. Es el ensalzamiento del “liderazgo presidencial” aunque el país esté por los suelos. En esta ocasión, se olvidaron del 1º de septiembre para hacer del día dos su fiesta más grotesca y más vergonzosa. El gobierno y sus partidos ofenden la inteligencia de la gente recurriendo al engaño y a la manipulación. En sus casi ochenta y cinco años de estar en el poder ha aprendido de todo para gobernar. Usa los recursos públicos para comprar votos, la cooptación de líderes venales, la cárcel o el asesinato  
Pero algo se le está reventando. “Al dinosaurio no le alcanzó el disfraz para taparse la cola” como dijo en otro momento Andrés Manuel. Se le cayó el celofán y con eso bastó para que ahora en el país esté emergiendo un movimiento popular en contra de sus reformas y de sus políticas devastadoras y rapaces. ¡Se están poniendo al descubierto las entrañas de la bestia! Ya no hay disfraz, Peña Nieto y su partido son propiedad de la mafia del poder y trabajan para ella. Por eso cuando finalmente la gente descubre lo que son, se desata el repudio dentro y fuera del país contra su presidente. De traidor no lo bajan
Por donde quiera que va “moviendo a México” encuentra inmediata respuesta de sectores que antes le guardaban cierto respeto. ¡Hoy eso se acabó! Ya no le tienen ninguna consideración y hasta los niños le lanzan trompetillas. La irrupción de la crítica a su gobierno es tan fuerte, tan amplia y tan profunda, que no solo va contra Peña Nieto sino contra lo que representa, contra la corrupción y la impunidad. Es decir, contra todo lo caduco, esté en el gobierno, en la iniciativa privada o en las transnacionales

A pesar de sus trampas y de sus engaños, la gente se conduce con prudencia. Toma nota de las provocaciones que les monta el gobierno y los partidos de la oligarquía. El movimiento de las fuerzas armadas que llenan carreteras, poblados y ciudades, es la expresión del miedo que el gobierno federal y el de los Estados le tienen a la irritación creciente de la gente. Quieren acostumbrar a los ciudadanos a ver una presencia de algo parecido a un estado policiaco militar. Sabe el pueblo que en esta coyuntura, no es el repliegue al que hay que arrimarse sino ir por el cambio verdadero como una condición para acabar con el estado de cosas que agobian a la Nación. ¡Para eso se organiza! Son tiempos de un cambio revolucionario y el pueblo va a lograrlo a pesar del PRI, del PAN y sus demás partidos paleros. ¡Y si no, al tiempo! 

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