miércoles, 3 de diciembre de 2014

Hay que impedir que el régimen se trague al movimiento que lleva en su alma los embriones de un nuevo sistema
Por JESÚS SOSA CASTRO
Desde el 20 de noviembre se vienen dando hechos que siguen cimbrando el país. El gobierno Federal quiere aflojar el movimiento anti régimen que amplios sectores del pueblo han venido construyendo a partir del asesinato y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Pero la profundidad de ese movimiento ha cuarteado los cimientos de un régimen político que está en avanzado estado de descomposición. Por eso Peña Nieto puso sobre la mesa de la nación sus 10 puntos por la “seguridad y la justicia” que reflejan la pobreza intelectual y política del equipo gobernante que él encabeza
Es tal la persistencia y la profundidad de la lucha de los jóvenes y del pueblo, que han puesto de cabeza al régimen priista. Han desnudado la incapacidad de las instancias judiciales y puesto en evidencia las conductas represivas de los cuerpos policíacos y la presencia de provocadores apoyados por el ejército y las policías. Las falsas acusaciones contra los estudiantes encarcelados llevaron a su liberación y a sepultar la credibilidad de las instituciones encargadas de defender los derechos humanos. ¿Y los 43 desaparecidos? ¿Y el castigo a quienes cometieron un crimen de lesa humanidad? ¡De eso, nada! Todo sigue igual. ¡El caricaturesco teatro montado por el gobierno nació muerto!
La movilización del 1º de diciembre dio nuevas muestras de la fortaleza del movimiento popular. Su fuerza no está sólo en la demanda de que aparezcan con vida los 43 estudiantes sino  en impulsar una ruta que reivindica la presencia de todos los sectores, de los oprimidos y explotados. La lucha que detona el despertar de la gente contiene la demanda masiva de derrocar a la élite gobernante y a todos sus aparatos represivos, de control y de enajenación. El llamado para que renuncie Peña Nieto y todo su gabinete resume esa demanda de la sociedad. Por eso el gobierno anda impulsando falsas salidas que sólo intentan desmovilizar al pueblo dejando de lado lo que está llevando al país a una pudrición irreversible y a una crisis general 
Estoy convencido que el movimiento está avanzando en su organización y en lo que debe ser el programa de su lucha. Ha acordado crear una organización superior en la que participe destacadamente la juventud que está en resistencia combativa. Apunta que esa organización puede incluir un evento especial, un congreso o algo parecido, que conforme un espacio de aglutinación permanente. A todos nos urge centralizar, articular y sincronizar el debate y la acción. Requerimos hacer un ejercicio práctico de construcción de medios para comunicarnos con el pueblo y hacer un gran trabajo de brigadeo por todo el país. La organización juvenil trabaja ya sobre las especificidades estructurales, necesarias para convertirse en el principal receptáculo que acumule la energía y la fuerza combativa de los más amplios sectores populares
Otra cuestión que ha apuntado el movimiento tiene que ver con la urgencia de elaborar una propuesta de gran aliento para convocar un congreso constituyente que conozca, discuta y resuelva sobre un mapa de relaciones y de estructuras del México que remplazará al México secuestrado por la casta de multibillonarios. En la elaboración de esta propuesta, debe señalarse con toda precisión que el Constituyente es un constituyente popular, anti sistema, que nada tendrá que ver con el régimen actual. Debe convocarse a una especie de conversatorio o convención de mujeres y hombres progresistas, que provengan del trabajo, de la cultura, del arte, de la ciencia, del cine, de la música, de los excluidos por preferencia sexual, de los sacerdotes que reivindican a la cristología de la liberación, de activistas revolucionarios, de toda la conciencia crítica del país. A este conversatorio debe invitarse a activistas revolucionarios o rebeldes del mundo, a pensadores progresistas. La juventud mexicana que está en resistencia combativa por Ayotzinapa cuenta con las condiciones, con la autoridad moral y con los medios especialmente los electrónicos, para abrir la senda que haga realidad este encuentro de afianzamiento programático de la actual resistencia popular
Junto con el activismo político y al lado de la movilización y la comunicación, debe abrirse un sostenido proceso de debate del más alto nivel sobre las perspectivas y proyecciones de esta nueva oleada de resistencia combativa. Los padres de los normalistas desaparecidos y de los asesinados deben ser actores principales en esta reflexión. Su participación debe servir al fortalecimiento y  comprensión del contenido y del sentido histórico de lo que se ha abierto por la tragedia de la desaparición forzada de sus hijos. Hay que impedir que el gobierno contenga su rabia y su participación por unas cuantas monedas que el gobierno norteamericano le mandó a Peña Nieto para sobornar al movimiento
Es necesario dar forma y mayor eficacia a la solidaridad internacional. Urge la presencia en México de grandes personalidades del mundo progresista, de organizaciones que impulsan la defensa de los derechos humanos. Ojalá se pueda convocar, con fecha precisa, a un evento de estancia solidaria extranjera en la capital de la República. Un comité de destacadas personalidades y dirigentes del mundo universitario, de la cultura, y de organizaciones civiles mexicanas, podría ponerse al frente de la organización de este magno evento. Se trata, pues, de impedir que el régimen priista se trague otra vez a un movimiento que lleva en su alma los embriones de un mundo anti sistema. Este aporte que han hecho los muchachos y una importante fuerza popular, no debe terminar en otra frustración. Todos estamos obligados a impedirlo y a buscar las salidas que se requieren

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