viernes, 29 de mayo de 2015

Releyendo a George Orwell
Por JESUS SOSA CASTRO
Hace muchos años leí Rebelión en la granja. Hoy, al hacer un arreglo de mis libros, volvió a mis manos y decidí releerlo. Lo hice con enorme interés y encontré muchas cosas interesantes. Aparte de una crítica mordaz al autoritarismo y a las burocracias políticas, descubrí  la tesis sobre lo que comúnmente entendemos como revolución. Estos conceptos orwellianos, muchas veces manoseados hasta el hartazgo, se empatan recurrentemente con lo que ha dicho y escrito AMLO sobre este tema. El líder de Morena dice que respeta a quienes creen en la vía armada pero él considera que en México, lo mejor es hacer una revolución de las conciencias y lograr el cambio de manera pacífica
Con la idea de ubicar los planteamientos del libro y colocarlos en el tiempo y en sus circunstancias, Mario González Suárez, escritor, periodista y Profr universitario mexicano, Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en 1997 y Nacional de Literatura  José Fuentes Mares en 2011; escribió una nota introductoria a la reimpresión del 2002, cuya vigencia y oportunidad es trascendente. Este Profesor escribió “…las revoluciones por sí mismas no corrigen la injusticia ni la desigualdad, es precisa la participación consciente de los individuos, cuyo objetivo principal consiste en evitar convertirse en masas, manipulables por los dictadores”
En la Revolución Mexicana de 1910-17, según datos oficiales, perdieron la vida en la lucha un millón de mexicanos. La Constitución de 1917 recogió en los artículos primero, tercero, sexto, noveno, vigésimo cuarto, vigésimo séptimo y ciento veintitrés, las principales demandas que levantaron los revolucionarios Emiliano Zapata, Francisco Villa, Otilio Montaño, Francisco J Mújica y otros caudillos de esa gesta gloriosa. Parecía que con ese episodio en el que participaron grandes masas populares, acabarían las injusticias, la desigualdad y la miseria que padecían los trabajadores, especialmente los campesinos y los obreros. Pero a la vuelta de cien años, doscientos tres mil inversionistas, el 0.18% de la población, concentran el 40% de la riqueza nacional con activos de 6.3 billones de pesos. El resto, andamos en la subsistencia o en la miseria
Junto a esto, una casta de desinformadores profesionales está operando lo que Orwell llama las “perfectas herramientas del poder” para mantener a las grandes masas sometidas y con falsas esperanzas de vida. La oligarquía, las televisoras y la iglesia, son la fuente de la que brota el atraso cultural, la pérdida de valores y el adocenamiento que vive nuestro pueblo. No es casual que sectores mayoritarios que viven en la pobreza y que no fueron beneficiados con lo que quiso resolver la revolución, sean hoy el principal soporte de las acciones enajenantes y empobrecedoras del régimen. Esta es la razón por la cual, MORENA, le apuesta al desarrollo de la conciencia individual y colectiva como condición indispensable  para cambiar las cosas en México
A pesar de que del 2005 a la fecha millones de mexicanos se han separado parcialmente de la cultura de la banalidad, el seguidismo y la corrupción, hay evidentes muestras de que aún subsiste una amplia franja social, acrítica, conformista y repelente a cualquier ejercicio intelectual y de lucha, independiente y democrática. En Morena estamos claros que la empresa más difícil que se tiene por delante, es desarrollar la conciencia de la gente. La cultura y la ideología que el Estado burgués le ha impuesto a la sociedad, no  es para que juegue un papel liberador sino para someterla y tenerla bajo control. Sus mecanismos ideológicos y sus aparatos propagandísticos tienen el consabido propósito de distraerla y restarle lucidez para percibir los fenómenos sociales. El mundo de la libertad y del bien común del que le hablan a la gente todos los días, son los instrumentos  que utiliza la oligarquía para mantener a los trabajadores entretenidos y enajenados. El miedo a perder el trabajo y los distractores, banales y frívolos que cultiva la televisión, son el complemento ideal para aislar a la gente de la lucha por el cambio verdadero
Aquellos sectores y personas que le hacen fuchi a la política porque en ella solo caben los corruptos y los que “no tienen qué hacer” encajan perfectamente en la caracterización que hace el personaje de Orwell “hay sectores de la sociedad que no les importa la política, les fastidia el trabajo; sólo se desviven por lucir lo que tienen y comer terrones de azúcar”. Les gusta la comodidad y la seguridad de su sueldo aunque éste sea miserable. Son los huidizos, los agachones, los que dicen que nada se puede hacer a favor de la nación

En México, hay un mundo que sufre de adoctrinamiento constante, invisible y clandestino por aquellos medios que dicen procurarles información y entretenimiento. El momento en que los ciudadanos requerimos de un poder alumbrado por la conciencia que haga posible la construcción de una nueva República, está por llegar. Los que hoy nos gobiernan son demasiado estúpidos para proponerse una tarea de tanta profundidad y nobleza. La conciencia y la libertad, sólo serán logradas si nos desprendemos de nuestra pereza mental, de nuestra indolencia ante las cosas de la vida. Démonos cuenta que los rufianes del poder se han mantenido en el mismo, porque cuentan hoy y han contado antes, con nuestra indiferencia y desorganización. A ellos, no les importa la justicia, ni la equidad ni la democracia. Lo que buscan es convertirnos en  zombis, en votos contantes y sonantes y en instrumentos de su poder. ¡Pero a pesar de su pertinaz empeño por seguirnos sometiendo, ya es tiempo de que les empiece hacer agua la canoa!           

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