La rebelión de los colgados
Por JESUS SOSA CASTRO
Desde luego no voy hablar de Bruno Traven y de su libro “La
rebelión de los colgados” Tampoco de la película que estelarizó Pedro
Armendáriz Hastings bajo la Dirección de Alfredo B Crevena y el Indio Emilio
Fernández. Sería un honor poder hacer una reseña de la vasta producción
literaria de Traven, o bien poner ante los ojos de mis lectores la esplendidez
y el contenido de una de las películas que han visto varias generaciones. La
vida de los peones oprimidos de Chiapas y de otras partes del país, bien
merecen varios libros no unas líneas de un artículo periodístico. También sería
interesantísimo poner en conocimiento de los jóvenes del siglo XXI las relaciones
de Traven con Frida Kahlo, Diego Rivera, Tina Modoti y David Alfaro Siqueiros.
Hubiera querido hablar de cosas más interesantes. De aquellas
que han dejado huella en la historia de México. ¡Pero no! Hoy las
circunstancias me obligan hablar de otra rebelión y de otros colgados, de
aquellos que como dijera don (etilio) Emilio González Márquez, gobernador
sinarquista del PAN en el Estado de Jalisco, dan “asquito” Voy hablar de los
que se cuelgan del poder, del presupuesto, de la fama ajena. De aquellos que se
han formado en la intriga, en los espacios palaciegos, en las oficinas, en los
partidos. De aquellos, pues, que han llevado al país, al descrédito, a la
decrepitud y al vacío cultural y moral que padecemos. De esa rebelión que
estamos viendo en las esferas de la política y que, sin recato alguno los
trepadores de siempre se cuelgan de quien sea, con tal de hincarle el diente a
los recursos públicos y hacerse de un puesto o de una representación popular
sólo por el placer de seguir hinchando sus bolsillos en nombre del pueblo
El 18 de diciembre empezó su precampaña con militantes del
PRD, PT y Movimiento Ciudadano Andrés Manuel López Obrador. Este inicio tuvo
lugar en la GAM. La corredera de los búfalos daba pena ajena. Lidercillos como
Víctor Hugo Lobo iban y venían de un lado a otro del templete hasta encimársele
materialmente a AMLO. Las huestes femeninas de este señor, se desgarraban la
garganta gritando Lobo, lobo, lobo, como si el acto hubiera sido organizado
para él. Apretujados, jadeantes, sudorosos y sin vergüenza, querían, otros y él,
estar cerca del líder, del candidato a la Presidencia. Todos estos politiquitos
necesitaban de la foto, del espaldarazo, de la bendición, para seguir su
carrera de trepadores y vivir del presupuesto por secula seculorun. ¡Convendría
hacer un aproximado para ver cuánto le cuesta a la nación este lamentable
espectáculo de arribismo y de mediocridad! Hay que tomar nota de que está surgiendo
una escuela de vagos y malvivientes de la política que necesitamos erradicar.
Pues siendo ésta una tarea de servicio a la sociedad, hoy los politicastros la han llenado de
mierda que impide que los ciudadanos crean en otros políticos que están
convenciéndonos de que esto puede y debe cambiar. Todos los partidos tienen sus
monstruos de la inmoralidad, de la corrupción y de la incompetencia. La
bufalada está resultando una ofensa para la sociedad
Es claro que este fenómeno de arribistas y corruptos ni es
nuevo ni sólo se da en los viejos partidos de la derecha. Está permeando a los de
izquierda y a los sindicatos de trabajadores y de los empresarios. ¡En todas
partes se cuecen habas! Por lo tanto, la necesidad de extirpar este cáncer se
está convirtiendo en una demanda de salud pública que debe ser llevada a rango
de Ley. La anticorrupción y la lucha contra el oportunismo deben estar normadas
para dar sentido a la moralidad y al ejercicio de la política que sirva al surgimiento
de una moral republicana
El escenario que vemos los ciudadanos de a pie, no es nada
halagador. Cada partido y cada candidato a la Presidencia de la República traen en sus alforjas un atajo de personajes, todos ellos
indeseables. Desde el gober precioso en el PRI hasta su Felipito en el PAN y su
chuchito en el PRD. La mayoría de los políticos les da flojera crecer. Son
incultos, mediocres y por lo mismo no tienen ni para dónde hacerse. Por eso se
la pasan empujándose en el insano esfuerzo de que les caiga del más acá una
chambita que les permita seguir en la bonanza sin tener que ganarse el pan con
el sudor de su frente. ¡Pero Aguas! Estas cosas ya están generando una rebelión
ciudadana. Los colgados de los puestos públicos, de los partidos y del poder, ya
nos están calentando los tompiates y como que ya no estamos para seguirlos
aguantando. Vale más que se comporten y que se pongan a trabajar. ¡México
merece otra suerte y otros líderes! Los que pululan por los corrillos,
empujándose y gritando lobo, lobo, lobo, tienen sus minutos contados. Pronto
habrá una regeneración de las conductas públicas y en el comportamiento de los
políticos, desaparecerán la corrupción, las tranzas y la impunidad, habrán
pasado a la historia. ¡Nada más, pero
nada menos!
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