El
concepto de Revolución en la voz de Espartaco
Por JESÚS SOSA CASTRO
Ha pasado el II Congreso
Nacional de Morena y yo, como siempre, insisto en que no habrá transformación
si no hay revolución. No me refiero a la guerra, a la lucha armada, a la violencia,
¡No! Me refiero a ese sentimiento que Craxio, el esclavo galo condenado a remar
de por vida, le susurraba a Espartaco: “Yo una vez fui libre” le decía. Espartaco
que no había conocido otra amistad que el chasquido del cuero en las costillas,
preguntó: ¿Libre? Craxio le habló de ser ellos “los dueños del látigo y la
lanza, de ser ellos los vencedores sobre las legiones romanas, de ser ellos los
que organizaran su propia vida comunitaria, de ser ellos los que finalmente
rompieran todas las fustas y todas las lanzas y todas las espadas”
Espartaco salió del letargo
y la picadura del látigo le supo diferente. “Entonces, elaboró su dolor y lo
convirtió en conciencia, y la conciencia movilizó su voluntad para poner fin a
las causas de su dolor. Reunió a los demás gladiadores en un momento de
descanso y les dijo: Mirad a vuestro alrededor y decidme una sola cosa que no hayáis
creado vosotros. Volved a mirar otra vez a vuestro alrededor y decidme una sola
cosa que sea vuestra. Entonces, Howard Fast le hace decir a Espartaco
recordando al Manifiesto Comunista: En la lucha no tenemos nada más que perder
que nuestras cadenas. Entonces es cuando la voluntad se convierte en poder y el
poder, finalmente, en emancipación. Enfrente de un imperio, doler, saber, querer,
poder y hacer, es la expresión de la conciencia. Derrotado, Espartaco triunfó”
(*)
Estoy hablando de la
necesidad de cambiar a profundidad las estructuras del sistema al través de la
revolución de las conciencias. Estoy hablando de ese momento en que el
proletariado y las clases sociales cercanas a él, sienten por sí mismas que ha
llegado el momento de enfrentar su fuerza, su organización y su lucha en contra
de la burguesía que, como clase explotadora, ya no están en condiciones de
seguirla aguantando. La pobreza, el desempleo, la inseguridad social no llevan
a la transformación del país, Se requiere que la clase obrera y sus aliados
tomen conciencia de sí mismas y generen sus propios mecanismos para enfrentar
con su fuerza a la clase social explotadora. Sólo esto haría que el pueblo
trabajador remonte el largo invierno por el que estamos pasando y alcance una
floreciente primavera. Pero….
¿Es Morena ese partido que
puede realmente transformador la sociedad? Cuenta con una dirección revolucionaria,
un partido unido y funcionando de manera regular, ha construido un amplio
frente popular, ha trabajado en la formación política e ideológica de la
militancia, vive una participación horizontal y democrática, que den sustento a
la organización y a la política de Morena, yo creo que no. Hablar de que Morena
representa las posibilidades de un cambio, es un gran compromiso. Decirlo es en
sí mismo una gran responsabilidad que no se resuelve con discursos. Hay que
derrotar la cultura de la burguesía. El crédito político que hemos convertido
en bandera y que ha catapultado nuestro proyecto, se nos va a caer de manera
estrepitosa si no desarrollamos seriamente la conciencia de la gente. Hay que
superar las vaguedades y los pronunciamientos hueros y trillados
Por eso urge recomponer la
vida interna de Morena. Las directivas ya no pueden seguir dándose de manera
vertical. La experiencia de los últimos años demuestra que al no funcionar los
Comités territoriales la capacidad para discutir los problemas del país, entra
en una frustración. Por eso empezaron a surgir los colectivos y las asambleas
por colonias y distritos porque en estas se compartían experiencias, se salía
de la formalidad estatutaria para abrazar con libertad los pensamientos y las
iniciativas que allí se retroalimentaban. Allí empieza a formarse la militancia
para combatir a las otras fuerzas que están en el mercado de la política
defendiendo el proyecto burgués
En cuanto al funcionamiento
de los Comités Territoriales, a los colectivos y a las asambleas, es muy
importante consolidarlas y darles una expectativa ideológica y política que
fortalezcan su grado de organización y de trabajo. Acostumbrarlos a reunirse
por lo menos cada quince días, que contemple en su orden del día el análisis de
los problemas y a partir de ellos defina permanentemente sus tareas, Alimentar
a nuestros militantes de la teoría política no debe verse más con desprecio. El
activismo y el permanente ir y venir haciendo trabajo de calle es bueno,
siempre y cuando se tenga algo importante qué decirle a la gente. De lo
contrario no sólo no dejamos huella ni organización, sólo perdemos el tiempo
porque el ciudadano no se queda con las reflexiones que se contrapongan a la
cultura de la televisión y de los demás instrumentos de enajenación y de
control que maneja el sistema
Los colectivos, sean Comités
territoriales asambleas de colonias o distritales tienen la ventaja de que no
es difícil reunirse, conocerse, identificarse y concertar actividades conjuntas
como lo estamos haciendo con grandes resultados en el Distrito II Federal. Los asistentes
están imponiendo una democracia horizontal que todos respetan, no se cultiva el
pesimismo, se desarrolla la inteligencia colectiva y se potencian las acciones
revolucionarias. Crecen las iniciativas creadoras, se valora el espíritu de
entrega, se abren espacios para la alegría colectiva y se mantienen en alto las
ilusiones, el entusiasmo y el espíritu de lucha. Se hace crítica y autocrítica
y se eleva la confianza en un futuro prometedor
Todo esto no podrá cuajar si
la Dirección de Morena no da los pasos necesarios para llamar a una gran
convergencia popular. Tenemos claro que cualquier esfuerzo por agrupar a los
inconformes con el sistema, no puede partir de lo que son y significan los partidos
políticos que se han asimilado a las políticas públicas de la gran burguesía.
Pero en nuestra sociedad y más allá de los partidos sistémicos, hay una
cantidad de resistencias populares que enfrentan solas la depredación de sus
recursos y de sus derechos. Esas fuerzas, dignas de ser escuchadas y apoyadas,
pueden ver en el esfuerzo electoral de Morena una probable salida a sus
problemas. Puede ser esa bisagra que cierre las luchas dispersas y las acerque
a un nuevo proyecto de nación
La formación teórica es una
tarea por cubrirse en forma inmediata, la cual, por cierto, no puede verse como
una contraposición al trabajo práctico. Pero en estos momentos históricos, debemos
poner mucha atención en la teoría de la lucha política, en la teoría del
trabajo revolucionario entre las masas, en la teoría de la agitación, de la
propaganda, de la organización. También hay que estudiar mucho para desentrañar
la naturaleza del enemigo concreto,
estudiar la teoría de las clases sociales, del Estado, del Poder económico,
desde la perspectiva de la burguesía, de la cultura mexicana de la dominación.
Debemos mantener esos encuentros de reflexión teórica apoyándonos en nuestros
intelectuales. Sin esto y sin democracia interna no habrá el entusiasmo y la
cohesión que nos lleve al triunfo en el 2018. Cualquier esfuerzo por lograr la
transformación del país, puede dejarnos a la mitad del camino porque no supimos
entusiasmar a los ciudadanos, anduvimos viendo los árboles pero no pudimos
descubrir el bosque
(*)
Curso urgente de política para gente decente, Juan Carlos Monedero, editorial
Paidós, Páginas 36-39
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