miércoles, 25 de noviembre de 2015

El concepto de Revolución en la voz de Espartaco

Por JESÚS SOSA CASTRO

Ha pasado el II Congreso Nacional de Morena y yo, como siempre, insisto en que no habrá transformación si no hay revolución. No me refiero a la guerra, a la lucha armada, a la violencia, ¡No! Me refiero a ese sentimiento que Craxio, el esclavo galo condenado a remar de por vida, le susurraba a Espartaco: “Yo una vez fui libre” le decía. Espartaco que no había conocido otra amistad que el chasquido del cuero en las costillas, preguntó: ¿Libre? Craxio le habló de ser ellos “los dueños del látigo y la lanza, de ser ellos los vencedores sobre las legiones romanas, de ser ellos los que organizaran su propia vida comunitaria, de ser ellos los que finalmente rompieran todas las fustas y todas las lanzas y todas las espadas”
Espartaco salió del letargo y la picadura del látigo le supo diferente. “Entonces, elaboró su dolor y lo convirtió en conciencia, y la conciencia movilizó su voluntad para poner fin a las causas de su dolor. Reunió a los demás gladiadores en un momento de descanso y les dijo: Mirad a vuestro alrededor y decidme una sola cosa que no hayáis creado vosotros. Volved a mirar otra vez a vuestro alrededor y decidme una sola cosa que sea vuestra. Entonces, Howard Fast le hace decir a Espartaco recordando al Manifiesto Comunista: En la lucha no tenemos nada más que perder que nuestras cadenas. Entonces es cuando la voluntad se convierte en poder y el poder, finalmente, en emancipación. Enfrente de un imperio, doler, saber, querer, poder y hacer, es la expresión de la conciencia. Derrotado, Espartaco triunfó” (*)
Estoy hablando de la necesidad de cambiar a profundidad las estructuras del sistema al través de la revolución de las conciencias. Estoy hablando de ese momento en que el proletariado y las clases sociales cercanas a él, sienten por sí mismas que ha llegado el momento de enfrentar su fuerza, su organización y su lucha en contra de la burguesía que, como clase explotadora, ya no están en condiciones de seguirla aguantando. La pobreza, el desempleo, la inseguridad social no llevan a la transformación del país, Se requiere que la clase obrera y sus aliados tomen conciencia de sí mismas y generen sus propios mecanismos para enfrentar con su fuerza a la clase social explotadora. Sólo esto haría que el pueblo trabajador remonte el largo invierno por el que estamos pasando y alcance una floreciente primavera. Pero….
¿Es Morena ese partido que puede realmente transformador la sociedad? Cuenta con una dirección revolucionaria, un partido unido y funcionando de manera regular, ha construido un amplio frente popular, ha trabajado en la formación política e ideológica de la militancia, vive una participación horizontal y democrática, que den sustento a la organización y a la política de Morena, yo creo que no. Hablar de que Morena representa las posibilidades de un cambio, es un gran compromiso. Decirlo es en sí mismo una gran responsabilidad que no se resuelve con discursos. Hay que derrotar la cultura de la burguesía. El crédito político que hemos convertido en bandera y que ha catapultado nuestro proyecto, se nos va a caer de manera estrepitosa si no desarrollamos seriamente la conciencia de la gente. Hay que superar las vaguedades y los pronunciamientos hueros y trillados
Por eso urge recomponer la vida interna de Morena. Las directivas ya no pueden seguir dándose de manera vertical. La experiencia de los últimos años demuestra que al no funcionar los Comités territoriales la capacidad para discutir los problemas del país, entra en una frustración. Por eso empezaron a surgir los colectivos y las asambleas por colonias y distritos porque en estas se compartían experiencias, se salía de la formalidad estatutaria para abrazar con libertad los pensamientos y las iniciativas que allí se retroalimentaban. Allí empieza a formarse la militancia para combatir a las otras fuerzas que están en el mercado de la política defendiendo el proyecto burgués 
En cuanto al funcionamiento de los Comités Territoriales, a los colectivos y a las asambleas, es muy importante consolidarlas y darles una expectativa ideológica y política que fortalezcan su grado de organización y de trabajo. Acostumbrarlos a reunirse por lo menos cada quince días, que contemple en su orden del día el análisis de los problemas y a partir de ellos defina permanentemente sus tareas, Alimentar a nuestros militantes de la teoría política no debe verse más con desprecio. El activismo y el permanente ir y venir haciendo trabajo de calle es bueno, siempre y cuando se tenga algo importante qué decirle a la gente. De lo contrario no sólo no dejamos huella ni organización, sólo perdemos el tiempo porque el ciudadano no se queda con las reflexiones que se contrapongan a la cultura de la televisión y de los demás instrumentos de enajenación y de control que maneja el sistema
Los colectivos, sean Comités territoriales asambleas de colonias o distritales tienen la ventaja de que no es difícil reunirse, conocerse, identificarse y concertar actividades conjuntas como lo estamos haciendo con grandes resultados en el Distrito II Federal. Los asistentes están imponiendo una democracia horizontal que todos respetan, no se cultiva el pesimismo, se desarrolla la inteligencia colectiva y se potencian las acciones revolucionarias. Crecen las iniciativas creadoras, se valora el espíritu de entrega, se abren espacios para la alegría colectiva y se mantienen en alto las ilusiones, el entusiasmo y el espíritu de lucha. Se hace crítica y autocrítica y se eleva la confianza en un futuro prometedor
Todo esto no podrá cuajar si la Dirección de Morena no da los pasos necesarios para llamar a una gran convergencia popular. Tenemos claro que cualquier esfuerzo por agrupar a los inconformes con el sistema, no puede partir de lo que son y significan los partidos políticos que se han asimilado a las políticas públicas de la gran burguesía. Pero en nuestra sociedad y más allá de los partidos sistémicos, hay una cantidad de resistencias populares que enfrentan solas la depredación de sus recursos y de sus derechos. Esas fuerzas, dignas de ser escuchadas y apoyadas, pueden ver en el esfuerzo electoral de Morena una probable salida a sus problemas. Puede ser esa bisagra que cierre las luchas dispersas y las acerque a un nuevo proyecto de nación
La formación teórica es una tarea por cubrirse en forma inmediata, la cual, por cierto, no puede verse como una contraposición al trabajo práctico. Pero en estos momentos históricos, debemos poner mucha atención en la teoría de la lucha política, en la teoría del trabajo revolucionario entre las masas, en la teoría de la agitación, de la propaganda, de la organización. También hay que estudiar mucho para desentrañar la naturaleza del enemigo concreto, estudiar la teoría de las clases sociales, del Estado, del Poder económico, desde la perspectiva de la burguesía, de la cultura mexicana de la dominación. Debemos mantener esos encuentros de reflexión teórica apoyándonos en nuestros intelectuales. Sin esto y sin democracia interna no habrá el entusiasmo y la cohesión que nos lleve al triunfo en el 2018. Cualquier esfuerzo por lograr la transformación del país, puede dejarnos a la mitad del camino porque no supimos entusiasmar a los ciudadanos, anduvimos viendo los árboles pero no pudimos descubrir el bosque


(*) Curso urgente de política para gente decente, Juan Carlos Monedero, editorial Paidós, Páginas 36-39  

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