Las ideas y los ideales, son un gran
abridor de caminos
Por JESÚS SOSA CASTRO
Cuando leí el libro Conversación
con Juan Carlos Monedero se fue metiendo en mí un gran interés por conocer más a fondo la
experiencia política y organizativa de Podemos. Un partido que como sus propios
líderes aseguran, fue resultado del fracaso de todas las izquierdas de España.
Dice este escritor y político en una parte de su conversación con Ramón Lobo,
que los chinos unen a la palabra “crisis” dos ideogramas fundamentales en la
construcción de sus desarrollos intelectuales, “peligro y oportunidad” En
México no tenemos ese pensamiento dialéctico. Aquí si no hay orden hay
desorden. Sólo basta experimentar lo que en las horas pico pasa en el metro de
nuestra ciudad y cómo el parlamento y el poder ejecutivo, han convertido las
políticas públicas en un verdadero monumento al entreguismo y al caos
Estos apuntes vienen a cuento
porque la incertidumbre y el desorden económico y social en que vivimos, han castrado la iniciativa política
de la gente y han convertido nuestro pensamiento en un sujeto encarcelado. Todo
esto a resultas de contar con una matriz cultural que nos han impuesto los
priistas. Tal es esa aculturación, que nuestros políticos se encuentran pasmados,
no saben qué hacer ante la avalancha de sinrazones que están generándose en el
mercado de la política. Los representantes populares, que dijimos iban a
convertirse en la catapulta para construir otra política parlamentaria a favor
del país, allí los tenemos, arrinconados y sin saber qué decir. Otras, de plano
se dedican a tejer sueños guajiros. El mundo de las ideas no se les da. Al
pueblo no le aportan alternativas, ni propuestas, ni reflexiones, ni debates.
Sólo muestran sus miserias ideológicas y políticas mientras las chuchas
cuereras del PRIANRD se los comen a dentelladas
¿En qué aspectos se conecta la
experiencia de Morena con la de Podemos? El escritor francés del siglo XIX
Víctor Hugo, hablando de política dijo que “nada tiene tanta fuerza como las
ideas cuando les ha llegado su hora” Para hacerlas fuertes como herramientas revolucionarias,
“hay que sembrarlas y esparcirlas” como hacen los insectos diseminando el ADN
para que la naturaleza siga en permanente floración. Esto fue lo que descubrió Podemos y esto es lo que le falta a
Morena. En este partido están ausentes las ideas, sus bases no han logrado
entender que la razón de su fuerza está en el conocimiento y no en lo que
justamente señala Jorge Volpi en El fin de la locura: “la suma de muchas voluntades,
no desemboca, necesariamente, en la suma de mucha inteligencia”
Tengo la sospecha que no pocos de los dirigentes de Morena no
saben siquiera cuál es el contenido de su declaración de principios.
Esencialmente allí es donde se contienen las partes fundamentales del
pensamiento de este partido. En su implicitud se afirma que cuando las clases
sociales han llegado a su madurez, la burguesía comienza a tambalearse. “Empieza
a perder su capacidad dirigente, sigue operando como clase pero se ha olvidado
de la revolución. Se ha vuelto altamente autoritaria y muy conservadora” (*) ¡Esto
es parte de lo que pasa en México! Pero para encontrar las causas que dan
contenido a este falaz comportamiento de la oligarquía y de sus fuerzas
subalternas, se requiere un análisis de fondo que desplace el activismo sin
fin, despojado de ideas, que se viene construyendo en Morena. Este partido tiene
que descubrir el enorme potencial de las ideas, desarrollar su pensamiento en el
cerebro de su militancia y poner a sus intelectuales a convertir estas
cualidades en un gran abridor de caminos
Convencimos a los electores para que votaran por un grupo de
parlamentarios que hasta hoy no ha logrado nada para el bien de la gente. Pero
si por ser minoría no puede ganar las votaciones a las mafias, bien pudieran
ser estos representantes populares, los impulsores de una cultura política que
haga la diferencia con los trillados planteamientos que hacen los diputados del
sistema. Sin embargo, esto tampoco se da. Hay una pobreza intelectual enorme y
una falta de experiencia parlamentaria cuyo reflejo es una pasmosa presencia
que ni huele ni hiede. ¡Así no se puede! Tenemos que cambiar los métodos de
selección de nuestros representantes populares y abrirle paso, también, a las
ideas y a sus portadores
Tenemos que apropiarnos de una cultura en la que se
reinventen las formas y los contenidos de la política. No basta la decencia, ni
el origen social o el activismo. Se requiere de una capacidad intelectual,
profunda y generosa que sólo pueden tener los parlamentarios y los políticos
que no responden a los intereses de los partidos-empresa, como bien los define
Juan Carlos Monedero. Nuestros adversarios políticos son eso. ¡Empresarios de
la política! Hacen de ella negocios que les proporcionan status social y
privilegios económicos. Por eso defienden esos espacios, no sueltan el poder y
no les interesa la situación que vive la sociedad. Pero nosotros no somos
ellos. ¡Esa es la gran diferencia! Por lo mismo, tenemos que cultivarla, so
pena de convertirnos en una mala fotografía de los partidos que, esos sí, ya
huelen y hieden ¿Estamos?
(*) Mitos y fantasías de la clase media en México, Gabriel
Careaga
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