martes, 2 de enero de 2024

 

No nacieron tontos, sólo han sido adoctrinados

Por JESÚS SOSA CASTRO

Cuando en 1981 el Partido Comunista Mexicano se fusiona con otras organizaciones de izquierda, yo era el director de Tipografía, Diseño e Impresión S. A., empresa del PCM encargada de hacer su propaganda y de imprimir revistas, libros y materiales de diversos contenidos. Debido a sus difíciles problemas económicos porque su cliente principal y dueño de la empresa, no tenía dinero para pagar los trabajos que ordenaba, la nueva dirección en la que ya estaban Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y otros compañeros, arbitrariamente me removió de TIDISA e impuso a una persona de su “confianza” es decir, alguien que venía del PRI

Para defenderme del despido injustificado, dos abogados, amigos míos me defendieron ante la Junta de Conciliación y Arbitraje. Le ganaron el pleito a la dirección del ya entonces otro partido. Estas acotaciones personales vienen a cuento porque después de muchos años me he encontrado con ellos. Gustosamente hemos reanudado nuestra amistad, aunque aquí entre nos, me resultaron más derechosos que los patrocinadores de la botarga. No les hice ningún reclamo, cada quien tiene derecho a pensar y a decidir su rumbo político en razón de su conciencia o de sus intereses

Lo que me sorprendió y se los he hecho saber en pláticas diversas, es el cambio político que yo creí consolidado en las filas de la izquierda. Pues hasta donde yo sabía, eran unos defensores de las causas justas, del pobrerío, de ese sector social del que le gustaba hablar el inefable Vicente Fox. Pero en más de treinta años, los tiempos, las circunstancias, los intereses y la cultura política, les cambiaron el pensamiento y las acciones a estos y a un montón de derechosos resentidos, por más que sus discursos los adornen con frases y dichos que nadie les creen. Nuestros reencuentros han sido respetuosos, a veces ríspidos. Lo trascendente ha consistido en exponer claramente nuestras posiciones con relación a los problemas del país y de las candidaturas a la presidencia de la república

Los planteamientos y posiciones de mis amigos son para mí, decepcionantes. Se acercan mucho a lo que Sigmund Bauman, filósofo polaco describe en varios de sus textos sobre el comportamiento político de cierto tipo de personas y grupos. Dice, con razón, que hay quienes defienden la opresión, se humillan ante los poderosos sin entender lo que eso significa. Sus referentes son el odio a la democracia, a la participación de los humillados y excluidos. Su aculturación los ha llevado al servilismo y a defender los privilegios que les proporcionan las influencias y el poder. Tiemblan ante los avances sociales, ante las movilizaciones del pueblo, ante la democracia y el logro de la paz. Siempre promueven el descontento, la violencia social, no tienen proyecto político, ni organización. Por eso nunca podrán gobernar, no tienen capacidad para sonreír ante los avances sociales, políticos y culturales de un pueblo en creciente oposición y rebeldía contra sus explotadores

Lamentable que mis amigos y muchos como ellos, conciban los avances sociales como el producto de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad de privilegios mal habidos. Han perdido la dignidad, el respeto, la tolerancia y el amor por los demás seres humanos. Los portadores de estas actitudes son hoy severamente acotados por la mayoría del pueblo. Han entrado en abierta contradicción con las conductas vigilantes, transparentes y democráticas de la mayoría de la gente. Su fuerte es el odio, el rencor y el clasismo, por eso se retuercen como tlaconetes de rancho. Son esos que Sigmund Bauman definió como los “eternos ignorantes, los que no han aprendido a pensar, los que defienden a los corruptos, a las corporaciones codiciosas. Son los distraídos, los educados por televisa, TV Azteca y por la mayoría de los medios de comunicación. Por eso los ricos no tenían nada que temer. No nacieron tontos, sólo han sido adoctrinados” 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario