viernes, 27 de septiembre de 2024

 

El juicio de la historia

Por JESÚS SOSA CASTRO

Cuando el día 7 de abril del 2005 fue desaforado Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de la república les espetó en su cara a sus detractores de la derecha que algún día a él y a ellos serían juzgados por la historia. Y ese día finalmente llegó. No sólo el pueblo lo hizo presidente, sino que, a lo largo de seis años, les demostró a los neoliberales y corruptos, a los que intentaron, por clasismo y racismo, sacarlo de la política porque era un indio pata rajada, que el viejo proyecto económico que ellos defendieron por treinta y seis años fue severamente derrotado por otro que lleva el nombre de humanismo mexicano, abrazado en cuerpo y alma por la mayoría de nuestro pueblo

Las causas, no las casualidades, son las que hoy explican el contento y el orgullo de la gente manifestándose de una y mil formas a lo largo y ancho del país. Niños, jóvenes y viejos llevamos en el alma y el corazón la entereza, la humildad, el trabajo, la honestidad y la grandeza de quien enseñó a su pueblo a defender sus derechos y sus libertades. Treinta y seis millones de mujeres y hombres que votaron por la presidenta Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, resumen el cariño y el amor por alguien que entregó su vida y su trabajo para sacar de la pobreza a nueve y medio millones de mexicanos

Por eso cuando en las plazas públicas, en las calles y en los lugares donde se para el presidente, resultan más que explicables los abrazos, las lágrimas y el grito de “no te vayas” presidente. Son las enormes multitudes que valoran y aprecian los resultados de un gobierno que, por encima de las diatribas, las injurias y el odio de los que fueron abierta y claramente repudiados por el pueblo el 2 de junio, millones de mexicanos sentimos que el presidente se vaya de la política

Sin embargo, el juicio de la historia ya se hizo presente. En cada rostro y en cada expresión verbal o escrita de niños, mujeres y hombres, el nombre y el alma del presidente siguen irradiando múltiples signos de cariño y felicidad. Su recuerdo y su presencia quedan grabadas en las grandes obras al servicio del pueblo. Los beneficiaros son los que siempre fueron excluidos de los beneficios que sólo recibieron los privilegiados. Ahora son los pobres, los campesinos, los obreros, los trabajadores del norte, del centro y del sur, los que disfrutarán de los servicios y apoyos que AMLO les entregó como símbolo de su honestidad y del correcto uso de los recursos públicos

Que vamos a sentir la ausencia de un profesional de la política, de un educador del pueblo y de un transformador de la vida nacional, cierto. Pero el ADN que siempre estuvo contenido en sus obras y en su relación permanente con la gente, seguirán presentes en el gobierno, en el conocimiento, en la energía, en la honestidad y en el trabajo de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. En cambio, los derrotados, los provocadores, seguirán como los chinicuiles, retorciéndose en el comal

 

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