El juicio
de la historia
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Cuando el día 7 de abril del 2005 fue desaforado Andrés
Manuel López Obrador, actual presidente de la república les espetó en su cara a
sus detractores de la derecha que algún día a él y a ellos serían juzgados por
la historia. Y ese día finalmente llegó. No sólo el pueblo lo hizo presidente, sino
que, a lo largo de seis años, les demostró a los neoliberales y corruptos, a
los que intentaron, por clasismo y racismo, sacarlo de la política porque era
un indio pata rajada, que el viejo proyecto económico que ellos defendieron por
treinta y seis años fue severamente derrotado por otro que lleva el nombre de
humanismo mexicano, abrazado en cuerpo y alma por la mayoría de nuestro pueblo
Las causas, no las casualidades, son las que hoy explican el
contento y el orgullo de la gente manifestándose de una y mil formas a lo largo
y ancho del país. Niños, jóvenes y viejos llevamos en el alma y el corazón la
entereza, la humildad, el trabajo, la honestidad y la grandeza de quien enseñó
a su pueblo a defender sus derechos y sus libertades. Treinta y seis millones
de mujeres y hombres que votaron por la presidenta Dra. Claudia Sheinbaum Pardo,
resumen el cariño y el amor por alguien que entregó su vida y su trabajo para
sacar de la pobreza a nueve y medio millones de mexicanos
Por eso cuando en las plazas públicas, en las calles y en los
lugares donde se para el presidente, resultan más que explicables los abrazos,
las lágrimas y el grito de “no te vayas” presidente. Son las enormes multitudes
que valoran y aprecian los resultados de un gobierno que, por encima de las
diatribas, las injurias y el odio de los que fueron abierta y claramente repudiados
por el pueblo el 2 de junio, millones de mexicanos sentimos que el presidente se
vaya de la política
Sin embargo, el juicio de la historia ya se hizo presente. En
cada rostro y en cada expresión verbal o escrita de niños, mujeres y hombres,
el nombre y el alma del presidente siguen irradiando múltiples signos de cariño
y felicidad. Su recuerdo y su presencia quedan grabadas en las grandes obras al
servicio del pueblo. Los beneficiaros son los que siempre fueron excluidos de
los beneficios que sólo recibieron los privilegiados. Ahora son los pobres, los
campesinos, los obreros, los trabajadores del norte, del centro y del sur, los
que disfrutarán de los servicios y apoyos que AMLO les entregó como símbolo de
su honestidad y del correcto uso de los recursos públicos
Que vamos a sentir la ausencia de un profesional de la
política, de un educador del pueblo y de un transformador de la vida nacional,
cierto. Pero el ADN que siempre estuvo contenido en sus obras y en su relación
permanente con la gente, seguirán presentes en el gobierno, en el conocimiento,
en la energía, en la honestidad y en el trabajo de la Dra. Claudia Sheinbaum
Pardo. En cambio, los derrotados, los provocadores, seguirán como los
chinicuiles, retorciéndose en el comal
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