lunes, 2 de septiembre de 2024

 

No encuentro qué decir

Por JESÚS SOSA CSTRO

He sido actor y testigo de tantas cosas que han ocurrido en este país, que ahora me resulta difícil encontrar un tema para vaciar en él mis sentimientos, mis alegrías y mis nostalgias. Por mi mente vuelven mis querencias hacia los montes y barrancas por los que caminé. Esos tiempos me alimentaron de un amor especial por la naturaleza, por la quietud de las noches, por el gorjeo de las aves que en esos tiempos llenaban los cielos con sus vuelos sin rumbo, pero siempre gozando de su libertad

Con el tiempo mis sueños fueron cambiando. Del campo pasé a la ciudad. En este espacio tan complejo y difícil para un campesino de huaraches, asimilarme a una nueva cultura y a distintas formas de ser y comportarse, fue un reto que ahora recuerdo con nostalgia y comprensión. Aprendí de ella, lo que más tarde formaría parte de mis causas políticas, de mis contactos con hombres y mujeres libertarias, con los cuales, compartí el infierno de la represión, el acoso político, la tortura por los gobiernos del viejo sistema, pero también la gloria y la pasión por ser parte de muchos de aquellos que dieron su vida y su libertad por las causas que hoy me llenan de orgullo

En el amplio recorrido de mi vida se me han adherido en el alma muchos, muchos ejemplos trascendentes. Reconocerme como un hijo del campo me genera un orgullo especial. Haber conocido y luchado al lado de Othón Salazar, Ramón Danzós Palomino, Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Arnoldo Martínez Verdugo, Gerardo Unzueta Lorenzana, Lucio Cabañas y compañero de escuela de Genaro Vázquez Rojas, fue y es un timbre de orgullo que traigo prendido en mi Ser

Siendo militante del CC del PCM y director general de la Empresa del partido donde se imprimían todos sus materiales de divulgación política y cultural, tuve el honor de conocer y tratar a Andrés Manuel López Obrador, en ese entonces candidato a gobernador por el Estado de Tabasco. La segunda vez que le estreché su mano fue en un acto masivo en Iztapalapa donde los chuchos en contubernio con Felipe Calderón Hinojosa prendían imponer como Delegada a la esposa del cacique de pacotilla René Arce. De entonces a la fecha dos hechos sigo trayéndolos en mis alforjas. La grandeza política, su trabajo, su humildad y su respetabilidad más allá de lo nacional del presidente Andrés Manuel López Obrador

El otro y no menos importantes, es haber despertado, concientizado y empoderado al gran pueblo mexicano. El legado que nos deja no sólo son sus obras, su ejemplo, su humanismo. Es habernos enseñado a construir un futuro que va a encabezar el pueblo, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo y una nueva generación de políticos jóvenes. Haber contribuido humildemente dando muchos años de mi vida a este esfuerzo, es, en justicia, lo que me llevará al final de mi vida lleno de orgullo y de contento

 

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