Yo no me
despediré del presidente
Por JESÚS
SOSA CASTRO
En estos larguísimos años, mis sueños de libertad y de
justicia habían pasado de largo. Las pausas obligadas que hice en este extenso camino
nunca tuvieron que ver con el cansancio o el extravío de mis ideales. A medida
que caminaba, mis fuerzas físicas y mentales iban encontrando en otros compañeros
de lucha, el espíritu indomable y las decididas acciones que mi origen campesino
demandaba para sanar las largas noches de insomnio y de hambre que había pasado
en las agrestes montañas de la sierra madre del sur
Mentiría si dijera que en mi vida sólo hubo miseria y soledad.
Mi atropellada creencia de que mi origen influiría en mi formación de hombre luchador
por la justicia y la libertad no resultó cierto. Mi orgullo y mi cultura
política los alcancé del brazo de hombres libres y justicieros. Sus acciones y sus
ejemplos moldearon mi carácter, templaron mi espíritu y me dieron las alas para
aprender a volar. De todos ellos he hablado en demasía y no formarán parte de
mis olvidos hasta que termine el ciclo de mi vida. Los recuerdos y las acciones
de todos ellos son en estos tiempos de transformación un ejemplo sublime y heroico
que alimentaron mi espíritu de lucha
Viví los tiempos de las luchas magisteriales,
ferrocarrileras, campesinas y estudiantiles y abracé los liderazgos heroicos de
quienes enfrentaban el poder sólo con la fuerza de las convicciones y la razón.
Estreché la mano de mujeres y hombres que la historia los hizo grandes por las
causas que defendían. Sus enseñanzas cuajaron en los intersticios de mi alma e
hicieron de mí al hombre lleno de orgullo por ser todavía un viejo que lleva en
el corazón los ejemplos, las virtudes y los hechos de aquellos que dieron su
vida en busca de la justicia y la libertad
A décadas de vivir grandes experiencias, me estremecen las
acciones y las causas de un pueblo que pasea con ufanía su rebeldía y sus
acciones ante las injusticias, los privilegios y la corrupción contra aquellos
que vivieron a cuenta de su hambre y de su sufrimiento. El grito multitudinario
de “Es un honor luchar con Obrador” es apenas la síntesis de todos los
sentimientos que brotan del alma de la inmensa mayoría de los mexicanos. Cuando
en las redes, en las calles, en los muros y en la mente del pueblo se inscriben
las palabras de “Hasta siempre presidente” yo me revelo porque en mi persona Andrés
Manuel nunca se irá de mi corazón
He dicho que dos veces solamente pude estrecharle la mano en
plan de compañeros de lucha. Él no me recordará. Millones y millones de mujeres
y hombres lo han abrazado y le han gritado los sentires de cariño hacia el
hombre, el gobernante y el estadista. Pero junto a esos millones de personas que
lo extrañarán como presidente de la república, yo llevaré su nombre y su
memoria eternamente en mi alma y en mi corazón
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