Burguesía parasitaria, partidos
paleros y resistencias populares
Por JESÚS SOSA CASTRO
Según el Ing. Eduardo Gomezcaña Flores, egresado del Instituto
Politécnico Nacional, combativo luchador social y estudioso del capitalismo en
México, dice que en el país hay cerca de dos mil espacios de conflictividad
social. Las llama “Resistencias Populares” Muchas de ellas son movimientos
reivindicativos, impulsados por sindicatos, organizaciones campesinas,
populares y formaciones sociales diversas. Otros son los partidos políticos
cuya actividad preponderante es la disputa por los espacios del poder
estatal. Los primeros exigen solución a sus demandas laborales, de seguridad
social, servicios urbanos, derechos humanos, seguridad pública, defensa de las
riquezas naturales, reconocimiento a sus sindicatos, autodefensas contra el
crimen organizado, autonomía municipal y otras. Los segundos, inscriben sus “luchas”
en los procesos electorales y por los espacios en las esferas del poder
Sin embargo, excepto los partidos de la derecha, todos resisten
las políticas públicas antipopulares y antidemocráticas. Aunque ninguno de
estos movimientos reivindicativos sectoriales, se proponen el rompimiento con
el sistema, ni derrocar a la burguesía parasitaria, rapaz y antinacional. Por
definición, los partidos políticos de “izquierda” deberían tener este
propósito. ¡Pero no! Son sus apoyadores
vergonzantes. En esto se basa el Ing. Gomezcaña para sostener que “el sistema
actual realmente no tiene salidas populares, es eminentemente capitalista,
neoliberal y enemigo del pueblo. Las salidas populares, solo están en la
resistencia emanada del poder popular. Defiende territorios, derechos, y
recursos para el beneficio común del pueblo. Se organiza, protesta, se apropia
y produce nuevas comunidades de lucha y solidaridad con nuevas formas de
educación y cultura política y económica, autónoma y solidaria” Pero ¿qué pasa
con los partidos, especialmente de aquellos que se hacen llamar de izquierda?
En las resistencias político-electorales hay una importante baja en su
actividad. La cultura de castración y sometimiento que ha impuesto el sistema a
la gente, no es una cosa menor. Aunque a decir verdad, las debilidades
culturales e ideológicas de la inmensa mayoría del pueblo mexicano, también son
parte de su responsabilidad. No ha resistido de manera enérgica y auto
determinada, a la educación y la cultura
que por ochenta y cinco años nos ha impuesto el priismo. A esto hay que sumarle
la enorme experiencia que ha venido acumulando la burguesía mexicana y el
sistema capitalista nacional. Tantos años en el poder, los ha convertido en
sólidos instrumentos y retrancas para
impedir el ejercicio democrático de la sociedad y han hecho de las resistencias
sociales y políticas, instrumentos de acompañamiento que fortalecen las estructuras
de su poder
Enfrentar esta compleja situación no es una cosa
sencilla. La burguesía mexicana ha creado en sus años de poder, una experiencia
política como ninguna otra burguesía en el mundo. El capitalismo mexicano se ha
integrado plenamente al capitalismo mundial. Las políticas públicas y el
comportamiento de los gobernantes están regidos por los intereses de los
grandes consorcios financieros, comerciales y de poder nacional y
transnacional. Cualquier partido político, especialmente Morena, que se
proponga la toma del poder, transformar el país en beneficio de las grandes
mayorías, tendrá que tomar en cuenta, por lo menos, tres enormes complejidades:
Un movimiento sectorial y político castrado y desorganizado, un poder nacional
y transnacional metidos hasta el tuétano en el esqueleto de la República y
siete partidos sirviendo al sistema como comparsas en el ejercicio del poder.
Si MORENA aspira a cambiar el país, debe tomar en
cuenta todas estas dificultades. Tejer fino para avanzar en la participación y articulación
de los movimientos sectoriales y políticos que compartan su proyecto de
transformación, emprender una enorme campaña que muestre el rostro antinacional
de la burguesía y generar una organización horizontal, auto determinada, revolucionaria,
de las bases de Morena. Sin trabajar en estos objetivos, este partido puede
perderse en el camino. Son muchas las acechanzas que enfrenta y sus enemigos y
adversarios políticos gozan de una enorme experiencia y de un poder económico cuyas
fuentes están en la iniciativa privada, en las transnacionales y en el crimen
organizado
¿Estará el pueblo dispuesto a enfrentar estos
riesgos por el bien de su causa? Por lo menos, démosle el beneficio de la duda.
Pero la condición para intentar estas utopías está en lograr que Morena se
convierta en un verdadero partido revolucionario, que abandone sus posiciones
socialdemócratas, que combata de verdad el arribismo, el oportunismo y la
corrupción. Que no vaya al poder para fortalecer las estructuras estatales sino
que se apoye realmente en el pueblo para transformar la cultura política de sus
militantes y lograr los cambios que requiere urgentemente la vida nacional.
Por estas razones, participar en los procesos electorales que vienen,
representa un gran reto para Morena y para las fuerzas democráticas. Las
filtraciones de prensa que dan cuenta de la molestia que causa en el INE y en
el gobierno el próximo registro de este Partido Nuevo, sólo reflejan el miedo
de que Morena se convierta en un partido apoyado ampliamente por los electores.
PRI, PAN y PRD, van hacer todo lo que esté a su alcance para impedir que se
convierta en la principal fuerza del país. ¡Basta ver las conductas políticas
de EPN y MAM y lo que queda del chuchinero! El otro asunto es evitar que el
rostro de Morena se desfigure por las prácticas electoreras de sus “líderes”
Hay que impedir que las actitudes clientelares y arribistas de personajes que
no reúnen el perfil político que está plasmado en los estatutos, se impongan. Los
destapes anticipados de personas que no son promovidas por las bases, no van
con lo que la gente quiere de Morena. Hechos y personas que se están haciendo
fuera de la bacinica, sólo desacreditan el esfuerzo de miles de personas que
están trabajando por un partido diferente. Ojalá esto se pare, de lo contrario,
Morena puede ir al fracaso
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