domingo, 31 de agosto de 2014

Burguesía parasitaria, partidos paleros y resistencias populares
Por JESÚS SOSA CASTRO
Según el Ing. Eduardo Gomezcaña Flores, egresado del Instituto Politécnico Nacional, combativo luchador social y estudioso del capitalismo en México, dice que en el país hay cerca de dos mil espacios de conflictividad social. Las llama “Resistencias Populares” Muchas de ellas son movimientos reivindicativos, impulsados por sindicatos, organizaciones campesinas, populares y formaciones sociales diversas. Otros son los partidos políticos cuya actividad preponderante es   la disputa por los espacios del poder estatal. Los primeros exigen solución a sus demandas laborales, de seguridad social, servicios urbanos, derechos humanos, seguridad pública, defensa de las riquezas naturales, reconocimiento a sus sindicatos, autodefensas contra el crimen organizado, autonomía municipal y otras. Los segundos, inscriben sus “luchas” en los procesos electorales y por los espacios en las esferas del poder
Sin embargo, excepto los partidos de la derecha,  todos resisten las políticas públicas antipopulares y antidemocráticas. Aunque ninguno de estos movimientos reivindicativos sectoriales, se proponen el rompimiento con el sistema, ni derrocar a la burguesía parasitaria, rapaz y antinacional. Por definición, los partidos políticos de “izquierda” deberían tener este propósito. ¡Pero no!  Son sus apoyadores vergonzantes. En esto se basa el Ing. Gomezcaña para sostener que “el sistema actual realmente no tiene salidas populares, es eminentemente capitalista, neoliberal y enemigo del pueblo. Las salidas populares, solo están en la resistencia emanada del poder popular. Defiende territorios, derechos, y recursos para el beneficio común del pueblo. Se organiza, protesta, se apropia y produce nuevas comunidades de lucha y solidaridad con nuevas formas de educación y cultura política y económica, autónoma y solidaria” Pero ¿qué pasa con los partidos, especialmente de aquellos que se hacen llamar de izquierda?
En las resistencias político-electorales hay una importante baja en su actividad. La cultura de castración y sometimiento que ha impuesto el sistema a la gente, no es una cosa menor. Aunque a decir verdad, las debilidades culturales e ideológicas de la inmensa mayoría del pueblo mexicano, también son parte de su responsabilidad. No ha resistido de manera enérgica y auto determinada, a la educación y la  cultura que por ochenta y cinco años nos ha impuesto el priismo. A esto hay que sumarle la enorme experiencia que ha venido acumulando la burguesía mexicana y el sistema capitalista nacional. Tantos años en el poder, los ha convertido en sólidos instrumentos y  retrancas para impedir el ejercicio democrático de la sociedad y han hecho de las resistencias sociales y políticas, instrumentos de acompañamiento que fortalecen las estructuras de su poder
Enfrentar esta compleja situación no es una cosa sencilla. La burguesía mexicana ha creado en sus años de poder, una experiencia política como ninguna otra burguesía en el mundo. El capitalismo mexicano se ha integrado plenamente al capitalismo mundial. Las políticas públicas y el comportamiento de los gobernantes están regidos por los intereses de los grandes consorcios financieros, comerciales y de poder nacional y transnacional. Cualquier partido político, especialmente Morena, que se proponga la toma del poder, transformar el país en beneficio de las grandes mayorías, tendrá que tomar en cuenta, por lo menos, tres enormes complejidades: Un movimiento sectorial y político castrado y desorganizado, un poder nacional y transnacional metidos hasta el tuétano en el esqueleto de la República y siete partidos sirviendo al sistema como comparsas en el ejercicio del poder.
Si MORENA aspira a cambiar el país, debe tomar en cuenta todas estas dificultades. Tejer fino para avanzar en la participación y articulación de los movimientos sectoriales y políticos que compartan su proyecto de transformación, emprender una enorme campaña que muestre el rostro antinacional de la burguesía y generar una organización horizontal, auto determinada, revolucionaria, de las bases de Morena. Sin trabajar en estos objetivos, este partido puede perderse en el camino. Son muchas las acechanzas que enfrenta y sus enemigos y adversarios políticos gozan de una enorme experiencia y de un poder económico cuyas fuentes están en la iniciativa privada, en las transnacionales y en el crimen organizado
¿Estará el pueblo dispuesto a enfrentar estos riesgos por el bien de su causa? Por lo menos, démosle el beneficio de la duda. Pero la condición para intentar estas utopías está en lograr que Morena se convierta en un verdadero partido revolucionario, que abandone sus posiciones socialdemócratas, que combata de verdad el arribismo, el oportunismo y la corrupción. Que no vaya al poder para fortalecer las estructuras estatales sino que se apoye realmente en el pueblo para transformar la cultura política de sus militantes y lograr los cambios que requiere urgentemente la vida  nacional.

Por estas razones, participar en los procesos electorales que vienen, representa un gran reto para Morena y para las fuerzas democráticas. Las filtraciones de prensa que dan cuenta de la molestia que causa en el INE y en el gobierno el próximo registro de este Partido Nuevo, sólo reflejan el miedo de que Morena se convierta en un partido apoyado ampliamente por los electores. PRI, PAN y PRD, van hacer todo lo que esté a su alcance para impedir que se convierta en la principal fuerza del país. ¡Basta ver las conductas políticas de EPN y MAM y lo que queda del chuchinero! El otro asunto es evitar que el rostro de Morena se desfigure por las prácticas electoreras de sus “líderes” Hay que impedir que las actitudes clientelares y arribistas de personajes que no reúnen el perfil político que está plasmado en los estatutos, se impongan. Los destapes anticipados de personas que no son promovidas por las bases, no van con lo que la gente quiere de Morena. Hechos y personas que se están haciendo fuera de la bacinica, sólo desacreditan el esfuerzo de miles de personas que están trabajando por un partido diferente. Ojalá esto se pare, de lo contrario, Morena puede  ir al fracaso

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