Los muertos
del sistema
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El asesinato de seis jóvenes y la
desaparición de 43 más de la Normal Rural de Ayotzinapa, es la parte visible de
la cadena criminal que el poder de la burguesía le está infringiendo al pueblo
mexicano. No es un hecho aislado ni los asesinos son diferentes. Las víctimas y
los victimarios son los mismos desde que se conformó el poder piista. Sus nombres
son distintos y sus apariencias diferentes pero su ADN muestra que allí se
encuentran los mismos instintos criminales de su historia. Desde el asesinato
de los Flores Magón, de Villa, de Zapata, pasando por miles de jóvenes
revolucionarios, opositores al régimen o activistas políticos que han caído
bajo las mismas balas, los asesinos han sido los mismos. Sólo han cambiado de
piel y de apellido. Sus nombres son Porfirio Díaz, Francisco I Madero,
Victoriano Huerta, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles,
Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto
Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto
Cuando el sistema vio amenazados sus
intereses o el pensamiento opositor manifestaba su inconformidad por las
afectaciones que sufría, los sicarios del sistema dieron órdenes a sus
marionetas para que empezaran a operar y procedieran a eliminar a esos
opositores. Estos sólo cometieron el “error” de ser jóvenes y oponerse a las
políticas rapaces de los gobernantes. Un somero recuento de lo que ha registrado
la historia en el curso del último siglo y lo que va del presente, nos ha
dejado una estela de crímenes que nos llena de vergüenza. Miles de líderes y
opositores sociales han sido eliminados por las fuerzas públicas y con el mayor
desprecio a sus derechos humanos, se deshicieron de ellos echándolos al mar o quemándolos vivos en
cientos de fosas clandestinas que hoy se están descubriendo
Lo que el sistema ha hecho con los jóvenes
normalistas, cuya convicción era formarse culturalmente para servir a su pueblo
y entender lo que les está imponiendo la degradación de un sistema enfermo de
poder, es un agravio a la sociedad. En todos los rincones de la patria hay
indignación por la incapacidad, la complicidad y la impunidad con que están
actuando los funcionarios de todos los niveles de gobierno. La gente se siente
humillada por la opresión capitalista y por los crímenes de Estado que se
multiplican como hongos en toda la geografía nacional. Los ciudadanos indignados
pensamos que ha sido el capital el que ha segado la vida de los jóvenes de
Ayotzinapa. Ha sido él quien asesinó a 22 personas en Tlatlaya, el que mató a 17
campesinos en Aguas Blancas, el que asesinó a 45 indígenas en los altos de
Chiapas, el que tiene desaparecidos a 43 estudiantes desde el 26 de septiembre
en Iguala y el que ha regado el territorio nacional con más de 150 mil
cadáveres
Es el sistema prianista-perredista el que ha
asesinado la soberanía nacional, el que se oxigena matando el legado histórico
construido por el pueblo mexicano, el que se sostiene hipotecando los recursos del
subsuelo, del suelo y del aire, porque en sus entresijos se contienen los
intereses del capital, el que aprueba leyes que legalizan el entreguismo, el
robo y la traición. Es el sistema que asesina a nuestros hombres y mujeres, el
que mantiene en la zozobra, el hambre y la opresión a millones de jóvenes y
niños que no tienen escuela, ni empleo, ni futuro
Lo que pasa en el país es la subordinación y
el vasallaje al capital extranjero. Es el capitalismo salvaje el que está
presente en el ataque al Instituto Politécnico Nacional, el que arremete contra
la educación porque le parece que ésta se está saliendo del orden establecido.
Es el sistema el que mantiene al pueblo en los mayores índices de pobreza, de
desempleo y de represión. El que procrea a los ninis y el que prostituye la
conciencia popular. Son los Carlos Slín, los Jerónimo Arango, los Alberto Bailleres,
los Salinas Pliego, los Lorenzo Zambrano, los Roberto Hernández, los Salinas de
Gortari, los Beltrones, Elba Esther Gordillo, Fernández de Cevallos Emilio
Chuayffet,Miguel Ángel Osorio Chong, David Penchina, los chuchos, Peña Nieto y
demás alacranes; los que tienen sumido al país en un callejón sin salida y los
que en algún momento de la historia tendrán que responder por los crímenes que
el Estado está cometiendo en su nombre
El asesinato y la desaparición de los jóvenes
de Ayotzinapa corren en paralelo con los permanentes ajusticiamientos
perpetrados por fuerzas militares o paramilitares y con las sistemáticas
violaciones a los derechos humanos. En todos estos crímenes, está la acción y la
omisión del sistema político Mexicano. El Estado y los grandes magnates que
determinan el poder en México no solo han mantenido una política de
criminalización de las resistencias y las luchas populares, sino, a través de
estas acciones de gobierno, está la implementación sistemática de un verdadero
terrorismo de Estado en contra del pueblo, en contra de los pobres y en contra
de sus jóvenes
La muerte y desaparición de los normalistas
de Ayotzinapa es un crimen cometido por el Estado Mexicano con la complicidad del
capital financiero nacional e internacional. El gobierno federal sabe quiénes
dieron la orden de asesinar y secuestrar a los normalistas. Sabe y
probablemente hasta esconde a los asesinos. Por eso le está costando tanto
trabajo entregar a los culpables a la justicia verdadera. Sabe que se expone a que canten los delincuentes y digan quiénes
son los que orquestaron este y otros asesinatos masivos. Por eso el enredo en
que se encuentra el gobierno federal y el gobierno de Guerrero. Los ciudadanos
le exigimos al gobierno que no le ande haciendo al cuento. Que los entregue YA
y que los entregue VIVOS. Al pueblo no se le puede engañar siempre. La sociedad
exige respuesta inmediata. ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! Pero YA .
Hoy 22 de octubre, a las 6 de la tarde, MARCHA del Ángel al zócalo, df
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