Una realidad
descomunal que vive con nosotros
JESUS
SOSPor A CASTRO
En la tierra del General, un grupo de
patriotas mexicanos nos reunimos para elaborar un programa de lucha dirigido a las hijas y a los hijos
de México. Me atrevo a pensar que lo que allí examinamos es una realidad
descomunal que vive con nosotros y que determina cada instante de nuestras
vidas. En las palabras de los que allí nos oímos se asienta un manantial
insaciable de creación de desdichas pero también de un almácigo de bellezas que
germinan para dar forma a otro porvenir. Los que vivimos y sentimos esta
realidad sobrecogedora, nos sentimos con el derecho de creer que estamos en
camino de construir un nuevo sueño. Si llegamos a realizarlo, en él, como decía
García Márquez, nos encontraremos “poetas y mendigos, músicos y profetas,
guerreros y malandrines” (*)
Todas las criaturas de esta realidad
desaforada hemos pedido muy poco a la imaginación. El desafío mayor para
nosotros, ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer
creíble nuestra vida. Aquellos que se movieron de sus pueblos y de sus valles
para compartir sus voces de protesta y de aliento, comprendieron que este es el
nudo de nuestra soledad al que hay que
desatar. Nadie de las mujeres y los hombres que percibieron este abandono turbador,
manifestó confusión cuando decidimos marchar en busca de una utopía contraria a
la que nos están imponiendo los buitres de México y del mundo
Juramos que iríamos por un nuevo y arrasador sueño
donde la vida, donde nadie, pueda decidir por otros ni siquiera nuestra forma de
morir. Comenzamos hablando de nuestros pueblos, de nuestra gente y de nuestras
carencias. Los que apenas pudieron llegar porque su hambre los ha golpeado por
los cuatro costados, traían en sus ojos y en sus arrugas que surcaban sus
rostros, aquella voluntad autodeterminada de luchar por la vida, porque hace
rato que dejaron de ser dominados y mandados por caciques y mafiosos. Los allí
presentes forjamos los cimientos de una futura organización, instrumento indispensable
para alcanzar un proyecto de vida totalmente contrario al que hasta ahora nos
ha impuesto la clase social que hace siglos nos ha despojado del auténtico
vivir
Nos convencimos de que nada de lo que
aspiramos para mejorar nuestra vida, será conseguido al través del llamado crecimiento
y del progreso. ¡Todo esto ha sido un engaño! Ya no creemos más en quienes nos
dicen que nuestra liberación y nuestro vivir, vendrán de manera automática con
el desarrollo de la ciencia y de la tecnología. Por siglos hemos visto que la
riqueza material que se genera con este desarrollo, se ha quedado en manos de un
grupito de multimillonarios y mafiosos. La felicidad del pueblo trabajador no
se logrará con un sinfín de leyes y reglamentos que los malandrines trabajan y
arreglan para complacer a ese grupo de gandules y ladrones
La satisfacción plena e integral, material,
espiritual y cultural de todos los trabajadores, no vendrá de este sistema al
que hay que echar al basurero de la historia. Nada que no salga de nosotros
mismos, al través de un proceso de autodeterminación, permitirá un México en el
que haya bienestar para todos o no lo habrá para nadie. El trabajo, la tierra,
la vivienda, la salud, la educación, el
descanso y lo que implica el auténtico vivir, o es completo, universal, sin
distingos, o es una mentira, un engaño para que perviva la explotación y la
opresión
Concluimos que el actual sistema económico y
social ha mancillado nuestra tierra, deshonrado el trabajo, envilecido la
vivienda y la salud. Ha ultrajado la vida científica, artística y cultural,
pues todo lo que requiere la vida humana está siendo usado sólo para bien de
unos cuantos que sueñan con ocupar los primeros sitios entre los hombres más
ricos de la tierra así tengan que pasar encima de nuestros huesos y nuestra
sangre
Por eso acordamos organizarnos y luchar para
recuperar lo que nuestro pueblo y los pueblos del mundo han construido y
sostenido en todas las vertientes de su historia. No estamos pensando en un
México que viva en el hilo de la sobrevivencia, volcado en sí mismo. La vida
por la que acordamos luchar no solo recuperará lo que nuestras mujeres y
nuestros hombres han forjado en muchos años de trabajo. Lucharemos por derecho
y por dignidad para incorporarnos a las grandes transformaciones científicas y técnológicas
que son obra de nuestros científicos, pagadas con el trabajo y el sudor de sus
gentes. ¡Somos ajenos a un espiritualismo impotente y a un materialismo
mecanicista!
Luchamos por liberarnos de las necesidades
físicas que nacen de nuestra situación de desposeídos y de explotados, porque
en nuestra condición humana llevamos los genes para luchar por todas las
libertades. Estamos en contra de las necesidades artificialmente creadas por el
sistema que padecemos. Eliminaremos el egoísmo, la insolidaridad, el
consumismo, el odio y la violencia. La tierra será nuestra. Todos los recursos
de los que fue dotada por la naturaleza y por el hombre, serán dirigidos, usados
y aprovechados por todos los que la trabajen y le den efectiva existencia. Esa
fue la razón de la lucha de zapata y esa será la lucha nuestra hasta hacer
efectivo su proyecto
(*) La soledad de América Latina, discurso pronunciado por Gabriel
García Márquez al recibir el Premio Nobel de Literatura, en Suecia, en 1982
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