miércoles, 15 de octubre de 2014

Un paso adelante, dos pasos atrás
Por JESUS SOSA CASTRO
Haber creado Morena ha sido el mejor acierto de la izquierda que encabeza López Obrador. El rompimiento con el PRD, devino por el oportunismo de sus dirigentes y del abandono de los principios programáticos que le dieron origen. En su camino, ese partido tranzó con el gobierno y pronto se metió a la cuna donde yacen, desde hace 85 años, las política entreguistas, corruptas y antipatrióticas de ese partido. Cuando el 2 de octubre del 2011 aparece el nombre de Morena como Asociación Civil, los millones de mujeres y hombres que esperábamos que el PRD fuera el espacio natural para luchar por un cambio en el país, volteamos la mirada hacia el Movimiento Regeneración Nacional como la alternativa que no supo ser el Partido de la Revolución Democrática
Ahora que Morena ya es una organización con registro, ganado paso a paso con la participación y el trabajo de miles de ciudadanos esperanzados en el cambio, muchos mexicanos no vemos bien que estén sobreponiéndose a las legítimas esperanzas de cambio en el país, varios hechos que necesitamos corregir para ser realmente la esperanza de México. Estos hechos están  estorbando la credibilidad política del partido. Algunos grupos corporativos siguen haciendo de las suyas y los órganos de dirección no actúan para impedirlo. A los que queremos hacer política tomando en cuenta a la gente, nos critican diciendo que el trabajo horizontal no es el adecuado. El clientelismo político y los grupos de poder se están montando en las decisiones que corresponden a la militancia, haciendo que crezca la irritación por no abrirle la puerta a su participación democrática
Si bien es verdad que en la gran mayoría ha resultado un acierto hacer responsables de las tareas a militantes con trayectoria política, también es verdad que algunos de ellos se han rodeado de incondicionales indeseables, pasando por alto los derechos y el trabajo de los verdaderos  militantes. En torno a esos llamados enlaces o defensores de la soberanía nacional, no están los  miembros destacados de los Comités territoriales, de los líderes de pueblos, colonias o Delegaciones. Los que sí están, son los que han sido bendecidos por los de arriba, son aquellos que están pegados a los órganos de decisión sin importar que no representen a nadie o tengan cola que les pisen
En el afán de dar la impresión de que todo marcha bien al interior de Morena, las protestas y los señalamientos críticos a las formas antidemocráticas que imponen algunos directivos son permanentemente desoídos. El Partido, escribía Lenin en su libro Un paso adelante dos pasos atrás, “No debe ser una suma aritmética de individuos, sino un complejo de organizaciones que acoja a aquellos que admitan, por lo menos, un grado mínimo de organización, de trabajo y de decencia” En Morena, la mayor debilidad está en el campo de la organización y en el ejercicio de la democracia. La mayoría de las decisiones importantes vienen  desde arriba. La base sólo cumple tareas que se acuerdan en las alturas. Los que hablamos de NUESTRO partido, somos la peonada, los dueños son los que deciden
Hacer caso omiso o mirar con desdén las inconformidades que hay en Morena, no sólo va en contra de lo que el pueblo le está exigiendo a este partido. Algunos dirigentes no perciben que hoy tenemos una sociedad que no se le puede dorar la píldora diciéndole una cosa y en la práctica estar haciendo otra. La capacidad corruptora del poder es tal, que no se puede promover a cualquier persona que no haya pasado por la prueba del “ácido” Varios de los “promovidos” construyeron su práctica política en las esferas del clientelismo electoral, el corporativismo y la corrupción. Las evidencias están en lo que pasa en el PRD y en el resto de los partidos sistémicos. Por hacerse  del poder, perdieron ideales, apoyos y bases. La corrupción empieza por abandonar a los ciudadanos de a pie y termina por convertir a los grupos de poder en lo que Andrés Manuel llama los meros machuchones
El partido por el que muchos trabajamos debe ser un partido que sirva a los intereses de la nación y de su gente. Un partido con prácticas democráticas, con políticas que le den fortaleza y credibilidad. Que sus militantes y el pueblo sientan orgullo de participar o apoyar sus proyectos políticos y programáticos. Que no tenga que avergonzarse por promover primero y criticar después, a personas que no merecen la confianza ni el voto de los ciudadanos. Lo que hoy está a prueba, es la capacidad de los órganos de dirección para no irse con la inercia de llevar a puestos de representación popular a personas que no tienen crédito político y sí una gruesa cola que les pisen
Para no arrepentirnos después, debemos corregir esas prácticas indebidas. Estamos a tiempo de dar los pasos que la sociedad quiere que demos para que no nos miren como a los otros partidos. Morena debe multiplicar y consolidar los lazos con las masas de millones de mujeres y hombres, con los obreros, campesinos y con los jóvenes. Tener un proyecto claro de transformación social y una amplia participación política al lado de las luchas populares. Si queremos que Morena sea un partido fuerte, respetable y respetado, tenemos que empezar por acercar las opiniones y decisiones de la militancia con las decisiones y opiniones de los dirigentes

Si hablamos de NUESTRO partido, entendemos que todo lo deciden el Partido, sus militantes.   Cuando todo se decide arriba, ocurre lo que hoy está pasando en el PRD. Su base no tiene vida orgánica y sus burócratas  no tienen bases de apoyo. Todo se cotiza, se vende o se compra. Esto es lo que propicia el clientelismo, la corrupción y el oportunismo. Morena no será eso si desde hoy ponemos manos a la obra. Que las decisiones y las propuestas para representantes populares, no formen parte de las cuotas o de los favores que hay que pagar. Que todo esté en correspondencia con el partido NUEVO que queremos. No caigamos en las prácticas que a muchos nos hicieron salir del PRD. Ojalá no repitamos aquello de lo que hablaba Lenin: Dar un paso adelante para luego dar dos pasos atrás 

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