miércoles, 16 de marzo de 2016

Letras que no vulneran no son dignas de ser leídas (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

El sábado 12 de marzo me fui al acto convocado por la Secretaría de mujeres de Morena de la Ciudad de México. De paso, un amigo y yo hicimos una parada para desayunar en el Restaurante El Cardenal que está en Tacuba casi esquina con el Eje Central Lázaro Cárdenas. Conmigo me llevé el libro de Vicente Quirarte La isla tiene forma de ballena. Era una lectura empezada y sentía la necesidad de terminarla. Cuando mi amigo se fue me puse a leer y conocer el desenlace de esa trama que lo lleva a uno, paso tras paso, acompañando el recorrido que Juárez y parte de su gabinete hicieron en su huida hacia el norte perseguido por el ejército de Maximiliano
Terminado el desayuno me devoré las páginas de este libro lleno de historias. ¡Hoy hablaré brevemente de dos! Me ocuparé de algunas líneas que Doña Margarita Maza de Juárez escribe a Don Benito y de las mujeres mexicanas que hoy construyen una plataforma política para recuperar sus derechos. Esos derechos que dormían apretujados y escondidos en los anaqueles de las burocracias políticas y que a la fecha, las féminas rebeldes luchan  para encontrarse con ellos. ¿Y qué tiene que ver ese libro en el cual se habla de Doña Margarita con el acto político de las mujeres?  ¡Mucho! Resulta que la historia ha registrado grandes tragedias, actos heroicos y una sublimación merecida del papel que en varios momentos han jugado las mujeres: La esposa del Benemérito es una de ellas
Quirarte hace una pregunta que pesa mucho en quienes hacen de las letras un fusil que le da sentido a los tiempos. ¿Cómo puede la poesía -se pregunta- ofender la moral cuando es la más alta de las actividades verbales? Tal vez queriendo resaltar esta cualidad en el arte de la literatura, dejó gravadas unas palabras que Doña Margarita le escribió al Señor Presidente Don Benito Juárez “Yo no sé cómo se llama la línea de la tierra que ocupas en este momento, pero estás en la República, piensas en la República, trabajas por la República y morirás en la República. Y si solo un rincón quedara en la Patria, en ese jirón, seguro, encontraríamos al Presidente” ¿Hermoso, No?
No sólo era el amor de una mujer a su hombre perseguido, ¡NO! Era la convicción de que Juárez representaba la dignidad republicana y un patriotismo que Doña Margarita también llevaba en el alma. Por eso en esas líneas que le escribe a su esposo, están contenidas la pasión por la vida y la resistencia política que esta mujer jamás dejó de expresar en el país y en el exilio. ¿Cómo no iba a existir una liga entre los sentimientos de Doña Margarita y el anhelo libertario de centenares de mujeres que están cuestionando el sistema y el machismo, engendros multiusos, que les han arrebatado sus derechos?
Con esas motivaciones adheridas a mi piel me presenté al Club de periodistas, lugar donde se celebraba esta importante batalla por el reconocimiento a la equidad entre mujeres y hombres. Me impresionó su organización, su independencia respecto de los órganos de dirección. Mostraban en todo momento, ese espíritu de autonomía política e intelectual. Se comportaban como una fuerza que ha roto para siempre con el indigno papel de trabajarle a los chapulines. Las mujeres caminaban por los pasillos y por la parte central del auditorio, llevando en su rostro una perentoria señal de que están gestando una revolución política y mental cuya expresión era un dejo de felicidad inocultable. Cientos de mujeres mostraban un estilo y una dignidad que minuto tras minuto aparecían en las intervenciones poéticas de varias compañeras
Era evidente que algo nuevo se estaba amalgamando en este histórico lugar. No sólo se disfrutaba de las “Hilanderas de cuentos” a cargo de verdaderas actrices de la expresión y de su Directora Marilú Carrasco Pérez. Era la presencia enorme, serena y orgullosa del equipo de la Presidenta Guadalupe Juárez que rompían con los viejos protocolos. Era una reunión política donde el lenguaje alegórico de la literatura y el poder de la ficción, se juntaban para reflexionar sobre la desigualdad histórica de la mujer. Se estaba rompiendo con el sometimiento patriarcal y con un machismo trasnochado. Su orgullo lo paseaban frente a todos aquellos que aún no acaban de entender el papel que están jugando las resistencias femeninas. De Gustavo Flaubert tomaron el apunte de “hacer de la literatura el espíritu que eleva la inteligencia y depura las costumbres”  
En sus palabras había poesía, inteligencia y proyecto político. En este conversatorio femenino no se pusieron por delante las quejas ni contra el hombre ni contra la servidumbre. Se hacía gala de la autodeterminación de este sector. Tal vez por eso el Presidente del Partido se echó un rollo sobre los políticos patito y se fue. Quedó esa nueva fuerza que viene como los recientes ventarrones: Tumbando todo lo viejo y dos que tres estorbos nuevos. Las mujeres le dieron fuerza a su trabajo, mostraron su elevado grado de organización y un espíritu de cuerpo. Lo más importante, a mi juicio, fue poner en el centro de su quehacer aquellas palabras de Flaubert: “La verdadera literatura es zozobra, inquietud y transformación. Letra que no vulnera, no es digna de ser leída” Con estas armas va a la guerra este sector de hermosas mujeres ¡Ni hablar!

(*) El título y lo entrecomillado corresponden al libro de Vicente Quirarte La Isla tiene forma de ballena

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