Letras que no vulneran no son dignas
de ser leídas (*)
Por JESÚS SOSA CASTRO
El sábado 12 de marzo
me fui al acto convocado por la Secretaría de mujeres de Morena de la Ciudad de
México. De paso, un amigo y yo hicimos una parada para desayunar en el
Restaurante El Cardenal que está en Tacuba casi esquina con el Eje Central
Lázaro Cárdenas. Conmigo me llevé el libro de Vicente Quirarte La isla tiene
forma de ballena. Era una lectura empezada y sentía la necesidad de terminarla.
Cuando mi amigo se fue me puse a leer y conocer el desenlace de esa trama que
lo lleva a uno, paso tras paso, acompañando el recorrido que Juárez y parte de
su gabinete hicieron en su huida hacia el norte perseguido por el ejército de
Maximiliano
Terminado el desayuno
me devoré las páginas de este libro lleno de historias. ¡Hoy hablaré brevemente
de dos! Me ocuparé de algunas líneas que Doña Margarita Maza de Juárez escribe
a Don Benito y de las mujeres mexicanas que hoy construyen una plataforma
política para recuperar sus derechos. Esos derechos que dormían apretujados y
escondidos en los anaqueles de las burocracias políticas y que a la fecha, las féminas
rebeldes luchan para encontrarse con
ellos. ¿Y qué tiene que ver ese libro en el cual se habla de Doña Margarita con
el acto político de las mujeres? ¡Mucho!
Resulta que la historia ha registrado grandes tragedias, actos heroicos y una
sublimación merecida del papel que en varios momentos han jugado las mujeres: La
esposa del Benemérito es una de ellas
Quirarte hace una
pregunta que pesa mucho en quienes hacen de las letras un fusil que le da
sentido a los tiempos. ¿Cómo puede la poesía -se pregunta- ofender la moral
cuando es la más alta de las actividades verbales? Tal vez queriendo resaltar
esta cualidad en el arte de la literatura, dejó gravadas unas palabras que Doña
Margarita le escribió al Señor Presidente Don Benito Juárez “Yo no sé cómo se
llama la línea de la tierra que ocupas en este momento, pero estás en la
República, piensas en la República, trabajas por la República y morirás en la
República. Y si solo un rincón quedara en la Patria, en ese jirón, seguro, encontraríamos
al Presidente” ¿Hermoso, No?
No sólo era el amor de
una mujer a su hombre perseguido, ¡NO! Era la convicción de que Juárez
representaba la dignidad republicana y un patriotismo que Doña Margarita
también llevaba en el alma. Por eso en esas líneas que le escribe a su esposo,
están contenidas la pasión por la vida y la resistencia política que esta mujer
jamás dejó de expresar en el país y en el exilio. ¿Cómo no iba a existir una
liga entre los sentimientos de Doña Margarita y el anhelo libertario de centenares
de mujeres que están cuestionando el sistema y el machismo, engendros
multiusos, que les han arrebatado sus derechos?
Con esas motivaciones adheridas
a mi piel me presenté al Club de periodistas, lugar donde se celebraba esta
importante batalla por el reconocimiento a la equidad entre mujeres y hombres.
Me impresionó su organización, su independencia respecto de los órganos de
dirección. Mostraban en todo momento, ese espíritu de autonomía política e
intelectual. Se comportaban como una fuerza que ha roto para siempre con el
indigno papel de trabajarle a los chapulines. Las mujeres caminaban por los
pasillos y por la parte central del auditorio, llevando en su rostro una
perentoria señal de que están gestando una revolución política y mental cuya
expresión era un dejo de felicidad inocultable. Cientos de mujeres mostraban un
estilo y una dignidad que minuto tras minuto aparecían en las intervenciones
poéticas de varias compañeras
Era evidente que algo
nuevo se estaba amalgamando en este histórico lugar. No sólo se disfrutaba de
las “Hilanderas de cuentos” a cargo de verdaderas actrices de la expresión y de
su Directora Marilú Carrasco Pérez. Era la presencia enorme, serena y orgullosa
del equipo de la Presidenta Guadalupe Juárez que rompían con los viejos
protocolos. Era una reunión política donde el lenguaje alegórico de la
literatura y el poder de la ficción, se juntaban para reflexionar sobre la
desigualdad histórica de la mujer. Se estaba rompiendo con el sometimiento
patriarcal y con un machismo trasnochado. Su orgullo lo paseaban frente a todos
aquellos que aún no acaban de entender el papel que están jugando las
resistencias femeninas. De Gustavo Flaubert tomaron el apunte de “hacer de la
literatura el espíritu que eleva la inteligencia y depura las costumbres”
En sus palabras había
poesía, inteligencia y proyecto político. En este conversatorio femenino no se pusieron
por delante las quejas ni contra el hombre ni contra la servidumbre. Se hacía
gala de la autodeterminación de este sector. Tal vez por eso el Presidente del
Partido se echó un rollo sobre los políticos patito y se fue. Quedó esa nueva
fuerza que viene como los recientes ventarrones: Tumbando todo lo viejo y dos
que tres estorbos nuevos. Las mujeres le dieron fuerza a su trabajo, mostraron
su elevado grado de organización y un espíritu de cuerpo. Lo más importante, a
mi juicio, fue poner en el centro de su quehacer aquellas palabras de Flaubert:
“La verdadera literatura es zozobra, inquietud y transformación. Letra que no
vulnera, no es digna de ser leída” Con estas armas va a la guerra este sector
de hermosas mujeres ¡Ni hablar!
(*) El título y lo entrecomillado corresponden al libro de
Vicente Quirarte La Isla tiene forma de ballena
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