jueves, 3 de julio de 2014

Carta a mi amiga Andrea Tollos
Por JESUS SOSA CASTRO
Cuando llegó tu correo estaba a punto de irme a descansar. Eran las tres de la mañana. Se veía que nuestros desvelos coincidían y, sin más, me puse a leer lo que también a ti te preocupaba. La curiosidad, dicen, es la madre de todos los despropósitos. Fue así que empecé a introducirme en tu pensamiento, en tus ideas y en tu personalidad. Lo hice, porque me picaba la necesidad de saber qué más me podía decir una mujer que en sus escritos se encuentra una vena que agrieta mis cimientos, antes presumidos de sólidos e inconmovibles. ¿Que hay en una mujer-me pregunté- que a estas horas de la madrugada me ayuda a entender y a escribir cosas de las que me había alejado hace muchos años y convertido en un vagabundo de las lecturas y de las letras?
¿Es tanto el peso religioso de JESUS que hace que el 25 de diciembre me esté ocupando tanto de él?
Pues bien, ¡te he leído con cuidado! Y a decir verdad, he encontrado juicios y opiniones maravillosas e interesantes que, muy a mi pesar, me están llevando a descubrir razones, ideas y una mística religiosa que no me imaginé que tenías.  Lo más trascendente de todo esto, está en lo que coloquialmente dicen los guerrerenses. “Entre más me picas la cresta”, más me asombro de estar entrando a un terreno que era totalmente tuyo, o por lo menos eso creía.  Pero resulta que a fuerza de empeño y devoción ya me lo estás heredando como una penitencia. Mi asombro crece cuando me doy cuenta que en mucho ya pienso como tú, hablo como tú y mi moral, antes tan desparpajada e irreverente, también ya está cuajada de lirismos tuyos. ¿Me estarás embrujando, mi querida Andrea? ¿O son los intentos de hacer de este aventurero setentón un diácono perverso en busca de los descarriados hijos de JESUS para volverlos al redil?  ¿Podré, en un día del pronto venir, parecerme a los caciques de nuestra comunidad que vergonzantemente ofician misas y sin vergüenza alguna le meten la ostia en el pescuezo a los malandrines rejegos que pululan por los caminos del señor?
 ¿Estaré soñando o será la resaca de las copas que JESUS el Divino me permitió padecer el 25 de diciembre para indicarme que mi carácter mundano no puede ser ajeno a las debilidades de Baco y de sus hijos chupadores de ocasión?  ¿En qué ando metido Andrea? Ojalá me sigas alumbrando con tus ideas y me alejes de mis gulas y tentaciones. Pues apenas se termina la resaca de anoche y  ya estoy pensando en las comilonas por venir y en las otras copas que aliviarán mi angustia de hambriento pertinaz y bebedor no tan pertinaz. Ayúdame a entender mis desvelos, Andrea. ¿Qué es eso de estar escribiendo cosas a las tres de la mañana mientras los sueños, los tuyos y los míos, se nos escurren hacia dentro? ¿Será que somos adictos a las palabras y que éstas nos están llevando al extremo de la locura en el explicable afán de entender lo que está ocurriendo alrededor de la creación?

Sea pues mi querida Andrea. Hoy y en estas horas de nostalgia y de locura te mando estas notas tan locas y dispersas como yo. En ellas va escondido un costal de besos que te mando antes de que cada cual por su lado, y a propósito de despedir al que se va y recibir al que viene, caigamos rendidos ante las sugerentes insinuaciones del Dios Baco. Que la caída sea placentera. 

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