jueves, 23 de abril de 2015






El escarabajo y el colibrí
Un mini cuento para tiempos de crisis
JESÚS SOSA CASTRO

Esta tierra seca necesita lluvia, le decía el escarabajo al colibrí. Ya caerá, le contestaba el colibrí. Un día, el pequeño pájaro levantó vuelo hasta encontrar una flor. Andaba en busca de rocío y miel. Satisfecho de su hallazgo se dijo para sí. ¡El tiempo mejora! Y emprendió el regreso para darle la buena nueva al escarabajo
Pero mal le había ido al amigo. Su dorso, sus alas y sus patas, iban y venían, dispersas, llevadas por las oleadas cálidas del viento. ¡No hay nada qué hacer, pensó! El amigo ya no estaba. La tierra seguía seca, no había vida, ni flores, ni humedad ni miel. Sus expectativas de vida, se hacían pequeñas. Su mundo estaba a punto de desaparecer

Entonces el colibrí, triste y lleno de pesar, se puso en manos del viento. Se dejaría llevar por esas cálidas oleadas de una tierra seca. ¡No buscaría flores, ni miel! Solo volaría y volaría. Se pondría en manos del aire y del tiempo. Pero un día, esos aires lo volvieron a la tierra seca. ¡No se arrepintió! Pensó que la suerte lo había devuelto a la tierra donde yacían las partes dispersas del escarabajo. Sus ojos dieron cuenta que sólo habían quedado, calcinados por el sol, su dorso, sus alas y sus patas. Triste, pensó que un día, también sus restos correrían la misma suerte. Tal vez el viento y la tierra los lleven al lado de los restos de mi amigo. Y allí, meditó el colibrí, de los huesos de ambos, surgirán las flores y la miel. Las  necesita esta tierra seca

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