Entre la tragedia y la farsa
Por JESÚS SOSA CASTRO
En la parte
introductoria del Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Carlos Marx escribió
que Hegel en algún lugar de su obra, señalaba que
todos los grandes hechos y personajes de la historia univerrsal, se producen dos
veces. “una vez como tragedia y otra vez como farsa” Y agregaba. “Cuando algunos se disponen a
revolucionarse y a revolucionar las cosas, a crear algo nunca visto, es
presisamenente cuando invocan en su auxilio los espíritus del pasado, tomando
prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje. Con este disfraz de
vejez venerable y este lenguaje prestado, representan la nueva escena de la
historia”
Esta cita de Marx viene a cuento por lo que estamos
viendo respecto de las formas y el contenido del quehacer político de la
izquierda y de la derecha. Nunca como hoy están aflorando las debilidades y las
deformaciones de los repesentativos de esas organizaciones partitistas. Su
alejamiento de la sociedad es tan evidente como insustancial es su discurso
político. Nada de lo que dicen y hacen interesa a la sociedad. Sus dichos y sus
hechos pasan como nubes de abril, no dejan huella en ninguna parte de su recorrido
El día sábado catorce de febrero terminaron en el DF
las asambleas que dieron cuenta de las precandidaturas a diputados federales,
locales y jefes delegacionales de Morena. La Comisión Nacional de Elecciones,
se lució. Nadie objetó las decisiones de
su dedo. Si no fuera por la tragedia que estas asambleas representaron para la
democracia interna, la concurrencia de los “protagonistas del cambio verdadero”
aún estaría disfrutando de la farsa que se le impuso desde arriba.
Prevalecieron los acarreos, el corporativismo y el nepotismo. Lo huero del discurso
de los presuntos precandidatos provocaban hilaridad. Para arrancar algunos
aplausos, los ungidos por los chipocludos se cubrían con un ropaje ajeno y con
un lenguaje prestado. Se colgaban sin ton
ni son de frases que Andrés Manuel ha venido repitiendo durante años
¡El auditorio vivió horas de pasmo! Los que dirigían el
coro desde el templete se desgañitaban con frases vacías como si se tratara de
un espectáculo de cabaret. Los que estuvimos en estas asambleas en espera de
que algo novedoso se planteara a favor de los ciudadanos de GAM, nos mirábamos estupefactos,
mientras el tedio y el desinterés en el resto de la gente mostraban una cara de
aburimiento, resultado de seis horas de acarreo y de discursos caoticos que
nada decían. ¡Francamente fue todo un espectáculo!
Si de esto no toma nota la Dirección de Morena y
corrige de inmediato las formas y el contenido de lo que será su campaña
electoral, no habrá motivo alguno para quejarse de una nueva derrota. El
discurso lleno de lugares comunes y sobradamente prepotente que manejan los pre
candidatos diciendo que derrotarán a los mapaches y a los chapulines de los partidos
sistémicos, otra vez dejará frustrados a millones de ciudadanos que empiezan a darse
cuenta de la incapacidad política de los que enfrentarán a las chuchas cuereras
del PRI, PAN y PRD
¿Qué lleva a los dirigentes de Morena suponer que la
militancia está haciendo suyas las formas antidemocráticas y corporativas que
se están dando en el partido? ¿A quién engañan diciendo que las asambleas
distritales y delegacionales del DF y del país han sido las instancias democráticas
donde se han elegido a los presuntos precandidatos a los puestos de
representación popular, cuando sabemos de las componendas, cuotas e intereses
que se han conjugado en este proceso pre electoral? Las tribus, criaturas
prematuras de Morena, están haciendo de las suyas y los dirigentes nacionales
no solo callan sino que hasta las cobijan y les aplauden
Marx no se equivocó al hablar de los grandes hombres y
los grandes acontecimientos. Ambos, generalmente, marchan juntos. Lo que no
previó es que también los hombres pequeños participan en hechos que retrasan
los grandes acontecimientos, porque su miopía, sus intereses y sus hechos los
convierten en actores de las tragedias y de las farsas políticas. ¡Son la pura
simulación! Vivimos un diálogo de sordos y una generación de leguleyos. Es esto
lo que explica que se haya abierto entre éstos y la sociedad, un océano de
desconfianza y de falta de credibilidad, donde por desgracia, cada parte aporta
su cuota a la pobreza intelectual que padecemos. La izquierda ha producido
pensadores y políticos que trascienden nuestra época, pero también ha generado
una corte de aduladores y de analfabetos políticos que dan pena ajena. ¡Lástima
Margarito!
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