Burocracias y revueltas sociales
Por JESUS SOSA CASTRO
Ni siquiera los intensos fríos de invierno han hecho
disminuir las acciones de protesta contra las políticas criminales del Estado
mexicano. La desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Isidro
Burgos de Ayotzinapa, Gro., se ha convertido, a contracorriente de lo que
suponía el gobierno federal, en el
despertar de la conciencia de millones de mexicanos y de ciudadanos de otras
partes del mundo. La visita de EPN a Washington, así lo demuestra
Por si todas estas acciones de protesta no fueran
suficientes, la voracidad corruptiva de las élites gobernantes ha exhibido su
peor talante respecto del manejo de los recursos públicos. ¡La corrupción en el
máximo nivel! Las riquezas mal habidas de Peña Nieto, de Luis Videgaray y de
otros ladrones de cuello blanco, no son más que el asomo del iceberg que está
brotando por todas partes. El gobierno de este señor nos ha llenado de millones
de pobres, de jóvenes sin escuela, de desempleados, de un montón de leyes regresivas
y de políticos ladrones. No contentos con esto, están llenando las calles y las
instituciones de policías, de soldados y de narcos. Nos están quitando la
dignidad, la educación, derechos laborales, prestaciones sociales y la paz. ¡Quieren
aplastar todo signo de protesta social!
Sin embargo, por donde quiera que uno se mueva, está presente
la irritación y el encabronamiento contra el sistema y contra los funcionarios
públicos. Crece el desprecio contra los políticos tranzas y las burocracias partidistas.
Se acabó el respeto a las instituciones, envilecidas y buenas para nada. En
contrapartida, la gente está ciudadanizando la política. Avanza la organización
popular, se construyen puentes para generar unidad. Las luchas sociales
empiezan a ser incluyentes y mejor organizadas. La Asamblea Nacional Popular, emprende
ya nuevas jornadas de lucha
Al lado, el viejo dinosaurio se resiste a morir. Peña Nieto ha
perdido la iniciativa y crece el repudio popular. Los ciudadanos, los pueblos,
los jóvenes están construyendo su propia ruta para cambiar el país. Las
revueltas sociales y las acciones callejeras se multiplican con una mirada anti
electoral. La izquierda, impávida, no mira ni fija su posición. Las prácticas antidemocráticas
de esta izquierda miope se están acentuando y la decepción de los ciudadanos se
suma al hartazgo social que cimbra a los poderes constituidos. Las mafias políticas
siguen imponiendo sus decisiones como si nada estuviera cambiando. Sus llamadas
reformas estructurales, las aprobadas y las que están en la agenda del Congreso,
sólo responden a las políticas de la OCDE y el Fondo Monetario Internacional.
En ellas no están presentes las respuestas a las necesidades y derechos de la
gente, sino los intereses empresariales que miran todo en razón de la plusvalía
y el negocio. La gente se empobrece de manera creciente y los dueños del poder engordan
sus carteras y adquieren propiedades ostentosas en forma por demás inmoral
Las políticas de Peña Nieto y de Miguel Ángel Mancera, para
no mencionar a otros que hacen lo mismo, dan pena ajena. Ambos hablan a favor de
los pobres cuando están eliminando conquistas sociales y desarrollando instrumentos
represivos que golpean a los ciudadanos. Cuando PN se gasta del erario público siete
mil quinientos millones de pesos en la compra del avión presidencial y adquiere
una casa en 7.5 millones de dólares, es una ofensa para los mexicanos
Lo que no ve el gobierno federal es que la sociedad comienza
a despertar. El proyecto económico y político del gobierno, solo ha convencido
a las mafias financieras y empresariales así como a la izquierda oportunista.
El pueblo está resistiendo y ya se le acredita una capacidad de organización
nunca antes vista. Si el gobierno federal no toma en cuenta lo que los padres
de los 43 normalistas desaparecidos, los jóvenes, maestros y amplios sectores
del pueblo están logrando, y no resuelve el grave crimen que el Estado ha
cometido contra los estudiantes de Ayotzinapa, estará errando la ruta para
traerle paz al país
Es importante una inmediata rectificación de estas políticas.
Si no se corrigen estos posicionamientos y la grave situación que vivimos, lo
hará la gente con su propia organización y su lucha. Si el gobierno continúa
con la violencia, con los miles de muertos, con los desaparecidos, con la
represión y con la imposición de leyes regresivas y antidemocráticas, será el
pueblo organizado el que imponga su poder y genere las condiciones para lograr
la justicia y la paz que los mexicanos andamos buscando. Hacer otra cosa es
seguir violentando situaciones y sumar a la lucha a más sectores sociales que
ya no aguantan los atropellos, la frivolidad y las viejas prácticas de los corruptos
y entreguistas políticos mexicanos
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