Cuando funcionarios del gobierno de todos los niveles se niegan a
escuchar los reclamos de la gente, la izquierda con sus líderes a la cabeza,
hacen gran alharaca porque no nos ven ni nos oyen. Con justa razón criticamos a
esos funcionarios porque nos niegan el derecho constitucional de ser
escuchados. Pero resulta que los líderes de la izquierda son igualitos o peor
de ciegos y mudos. No oyen, no ven lo que pasa en sus filas, en su entorno. Lo
que prevalece es el disimulo, la indiferencia
Es peligroso lo que pasa en Morena. Hay una rebelión de las bases por
las imposiciones de la alta burocracia y no hay evidencia, señal alguna, de
querer corregir esas equivocaciones. Les vale madre y hasta se dan el lujo de
amenazar con sanciones o abrir la puerta para que los inconformes se vayan del
partido. Las puertas están abiertas, dicen. Pero da la casualidad que el
partido no es de ellos, es de la gente que decidió construirlo con su esfuerzo,
con sus convicciones y su trabajo. Lo que ve mal, quiere corregirlo
Si en la derecha esto se ve mal porque está mal, es peor que en la
izquierda que presume de ser democrática, se estén dando estos hechos. Es muy
lamentable que los dirigentes de Morena se estén pareciendo a la derecha que
tanto escozor les causa su comportamiento. Están construyendo las bases para
que Morena sea algo similar a lo que tanto le critican a la derecha. Pero el
que por su sordera muere, hasta la muerte le sabe ¡Ya cosecharán lo que están
sembrando!
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